Diario de Las Americas| 30 de Septiembre del 2011
Carlos Sánchez Berzain*
Este nuevo aniversario de su independencia encuentra a Bolivia como un país en camino de su disolución nacional. Un país sin democracia e intervenido por gobiernos extranjeros
La voluntad nacional ha sido sustituida por los mandatos de Cuba y Venezuela que determinan tanto la política interna como internacional de Bolivia, teniendo en Evo Morales –auto proclamado marxista, leninista, estalinista, castrista y chavista- al operador dócil que ha entregado a nuestro país a este proceso neo-colonial.
La constitución de Evo -aprobada ilegal y fraudulentamente- ha roto la institucionalidad democrática y puesto en peligro a la nación, al haber dado lugar a la re-elección presidencial y a la concentración de poder en una sola persona. Ha eliminado la separación y equilibrio de poderes y viola las libertades fundamentales. La democracia en Bolivia ha desaparecido.
El Tribunal Constitucional está vaciado. La Corte Suprema es un órgano ocupado al servicio de la persecución política, tiene a su presidente enjuiciado y suspendido. Las Fuerzas armadas están bajo control foráneo con mandos sometidos.
La lucha contra el narcotráfico está en poder de los sindicatos productores de coca ilegal, cuyo máximo dirigente sigue siendo Evo Morales; la sociedad boliviana está indefensa, ya que la alfabetización, la medicina rural, los correos y las telecomunicaciones están en poder de cubanos. La prensa está bajo un acoso permanente y hasta la Iglesia Católica ha sido sentenciada públicamente a su destrucción por el poder presidencial.
El sistema de identificación personal, elemento clave de la seguridad individual y componente esencial del ejercicio electoral, está manejado por el eje cubano venezolano, conjuntamente con los servicios de inteligencia. Las futuras elecciones estarán totalmente apañadas y la re-elección de Evo con fraude es un hecho.
Hay una nueva política internacional, alejada de los verdaderos intereses bolivianos y en perfecta coordinación con la destrucción interna. Evo Morales ha renunciado a la reivindicación marítima boliviana y ha encendido su discurso anti-imperialista, siguiendo la política exterior cubano-venezolana: estrechamiento de relaciones con Irán y conflicto con los países continentales que no se someten al ALBA. Bolivia está hoy aislada de cualquier posibilidad de inversión seria por las confiscaciones estatistas y la absoluta falta de respeto a la ley y a la propiedad privada .
Esto ha sido posible siguiendo un proceso deliberado de destrucción del sistema de partidos políticos y de libertades individuales: persecución y criminalización de lideres opositores; amenazas y sobornos; hechos de violencia premeditados, masacres y asesinatos; procedimientos de terror que han llevado a que Bolivia tenga hoy perseguidos, exiliados y presos políticos.
Sin embargo, el autoritarismo que rige en Bolivia se presenta en el ámbito internacional como una democracia y como un proceso de liberación indígena, cuando en verdad ha producido el más grave proceso de confrontación entre bolivianos y de violación permanente de derechos humanos.
La acción política fundamental es la confrontación. La lucha de clases ha sido ampliada a la lucha de etnias, de razas, de regiones, de género, de generaciones, de religiones, de gremios y de todo lo que se puede conflictuar. Esta confrontación se promueve y dirige desde la presidencia de la República, con una agenda que sigue el modelo de Cuba, Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Copia un procedimiento de destrucción de lo nacional para sustituirlo por el proyecto que han denominado socialismo del siglo XXI o ALBA y que no es más que un neo-comunismo colonial cubano-venezolano.
Las amenazas y los peligros son muy graves. El proceso premeditado de destrucción de la nación y el estado bolivianos, promovido por Cuba y Venezuela y ejecutado por Evo Morales, ha llegado muy lejos y busca consolidarse con las elecciones nacionales del próximo diciembre. El oficialismo le suma al fraude constitucional, también el fraude electoral sin el que no puede ganar.
Los verdaderos problemas subsisten. Los índices de pobreza se agravan y los resultados de la inversión promovida por 20 años de una política económica satanizada ahora como neo liberal han sido desaprovechados al igual que los buenos precios de los minerales y el gas. Los bolivianos siguen sumidos en la pobreza y ahora asfixiados por la presencia del narcotráfico, el terrorismo, la corrupción gubernamental, la prebenda y el autoritarismo.
Este 6 de agosto, al recordar el aniversario patrio, vemos que la independencia de Bolivia se ha perdido de la mano del actual presidente que como principal acto de gobierno comete “traición a la Patria”.
A partir de esta evidencia, se impone una tarea fundamental de la que depende la vida misma de Bolivia: la unidad de los bolivianos en torno a la necesidad de recuperar y sostener la construcción de la NACION BOLIVIANA como base de un Estado democrático e institucionalizado. Unidad para recuperar la democracia.
Ante la confrontación propuesta -artificialmente planteada a través de lucha de clases, regiones, etnias, razas, género, generaciones y gremios- es imjprescindible levantar la bandera de una nueva alianza, la unidad y la convergencia para fortalecer la nación boliviana como cuerpo social diverso, pluralista, tolerante y unido. Un país de inclusión y no de exclusión.
*Abogado constitucionalista, ex ministro y parlamentario de Bolivia.