Narcoestados y dictadores antimperialistas de Venezuela y Bolivia

04 de marzo de 2018
socialismosigloxxinarcotraficoeditado(Diario Las Américas) La terminación de la democracia y el establecimiento de dictaduras con mascarón populista, en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, el Ecuador de Correa y la amenaza sobre Colombia, como operación de Cuba, tienen el elemento esencial de control del poder político para el narcotráfico que buscan tapar con el antiimperialismo contra Estados Unidos. Para el castrochavismo el narcotráfico es central en su estrategia, lo que no se debe ignorar en la lucha por la democracia en narcoestados con dictadores autoproclamados antiimperialistas como Venezuela, Bolivia y otros aún encubiertos.

La historia muestra casos de toma parcial del poder por el narcotráfico o de control temporal como candidatos o parlamentarios en Colombia, o el dictador Noriega en Panamá. Sin embargo, hasta la alianza entre Hugo Chávez y Fidel Castro que integró el denominado movimiento bolivariano, socialismo del siglo XXI o simplemente “castrochavismo” , nunca se había visto el control de varios países desde los que se cometen todos los delitos de narcotráfico y se les defiende internacionalmente.

El neologismo de “narcoestado” describe a los “países cuyas instituciones políticas están influenciadas de manera importante por el narcotráfico, y cuyos dirigentes son al mismo tiempo funcionarios gubernamentales y miembros de las redes de producción o tráfico de drogas narcóticas ilegales, amparándose en sus potestades legales para la actividad criminal”. Medios de prensa, representantes internacionales, estudiosos e incluso la evidencia de fallos judiciales, dan a Venezuela con Nicolás Maduro y a Bolivia con Evo Morales la condición de narcoestados.

Algunas pruebas en el caso de Venezuela son los sobrinos de la esposa del dictador Maduro condenados por narcotráfico en Nueva York, o la acción de salvataje desde Aruba como cuestión de estado de Venezuela del general exjefe de la inteligencia del régimen “pollo Carvajal” para evitar su extradición a EEUU. Hoy Venezuela está señalada como el “eje del narcotráfico” de cocaína de las FARC de Colombia y con ruta oficial de tráfico desde el territorio boliviano controlado por Evo Morales.

En Bolivia, el líder máximo y perpetuo de los cocaleros, Evo Morales, es el jefe del estado plurinacional donde “por ley” ha incrementado en 83% el cultivo de coca “legal” de 12.000 a 22.000 hectáreas y ha llevado la coca ilegal de 3.000 hectáreas existentes el año 2003 en que derrocaron al Presidente Sánchez de Lozada, a 50.000 hectáreas. Los sindicatos cocaleros del Trópico de Cochabamba son su principal base política de movilización y de represión, como en la masacre de Cochabamba de 11 de enero de 2007. Los cocaleros de Morales se han integrado -bajo protección del estado- a la producción de cocaína.

El Senador Roger Pinto, hoy muerto en un “accidente de aviación” en curso de investigación en Brasil, fue perseguido, forzado a refugiarse en la embajada de Brasil en la Paz y luego exiliado, por haber denunciado a Evo Morales la conexión de vuelos oficiales con droga de Bolivia a Venezuela. El jefe antinarcóticos de Evo Morales, coronel René Sanabria, fue detenido por la DEA traficando cocaína y está sentenciado por jueces de EEUU donde cumple prisión.

Ambos regímenes, los de Venezuela y Bolivia, han expulsado a la DEA que cumplía tareas de inteligencia y coordinación internacional con altos niveles de eficiencia en la lucha contra el narcotráfico y han expulsado a los embajadores de los EEUU. Rafael Correa en Ecuador, en la misma política pronarcotráfico disfrazada de antiimperialismo, expulsó a la DEA, al Embajador y retiró a los EEUU la base antinarcóticos de Manta.

Además los narcoestados defienden su actividad ilícita como tema de política internacional: Evo Morales en sus discursos en la ONU -apoyado por Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua- ha pedido la despenalización, ha acusado a la DEA de los propios crímenes de Morales como es su hábito y ha proclamado que “la lucha contra el narcotráfico es un instrumento del imperialismo”.

Brasil, Argentina y Chile, inundados por la droga desde Bolivia, han empezado a tomar acciones, el gobierno de Colombia ya reacciona contra la dictadura de Venezuela, Ecuador parece que sale del grupo de narcoestados y la embajadora de los EEUU en la ONU, Nikki Haley, ha calificado a “Venezuela de narcoestado violento que amenaza al mundo”.