Carlos Sánchez Berzaín
13 de junio de 2016
(Diario Las Américas) La crisis provocada y agravada por la ineptitud del Gobierno y el fracaso de su modelo; el hambre, la violencia, la inseguridad y la muerte; la corrupción y la impunidad descaradas e institucionalizadas; la represión y persecución como política de estado; el narco estado en evidencia y el sometimiento del país a poder extranjero; la existencia de presos y exiliados políticos ya reconocidos por todo el mundo; son entre otras, las razones que hacen del referéndum revocatorio el escenario final del régimen de Venezuela. Ante esta realidad, que nadie con mínimo respeto a los derechos humanos prologaría, la estrategia de la dictadura es la de ganar tiempo y multiplicar sus defensores frente a la única acción de solución que es la activación de la Carta Democrática Interamericana de la OEA. Por eso con maniobras y manipulaciones el socialismo del siglo XXI activa y multiplica los defensores del dictador Maduro.
El régimen de Maduro y el socialismo del siglo XXI -dirigido por Cuba e integrado por los cada vez más cuestionados y debilitados gobiernos de Ecuador, Bolivia y Nicaragua- están acabados. Es la crisis económica, social y humanitaria a la que han llevado al país petrolero más rico de la región. Ya nadie cree que en Venezuela haya democracia, todo lo contrario, la opinión pública mundial está convencida que se trata de una dictadura decidida a llevar a su pueblo a penurias extremas con el único fin de permanecer indefinidamente en el poder. Ya nadie cree que en Venezuela haya libertad, todo lo contrario, se reconoce por sus nombres a decenas de presos políticos en torno a Leopoldo López como símbolo, se certifica el control de prensa y se observa un pueblo oprimido y humillado.
La derrota de la dictadura está sellada por las imágenes de niños clamando medicinas que nunca llegan y cuya falta termina con sus vidas; los desgarradores testimonios de madres que no pueden alimentar a sus bebés; los videos de venezolanos agrediéndose por conseguir un poco de comida; el estado de indefensión de la población frente al atropello y la inseguridad; la prepotencia violenta de grupos del gobierno para someter al pueblo; los mercados vacíos y la necesidad que lleva a la gente a extremos; la ausencia del 95% de fármacos esenciales para resguardar la salud; el “mango” convertido en casi el único alimento temporalmente accesible mientras los jerarcas del régimen defienden a sus familiares por narcotráfico en Nueva York, viajan gastando millones o incluyen a su estilista como diplomática.
Lo que se debería resolver en solo días por una comunidad internacional seria, se ha tornado en un infinito y fraudulento proceso de diálogos y negociaciones manipulados por la dictadura cubana que ha puesto en acción todos los medios para sostener a su gobierno títere de Venezuela. Todos los organismos para-regionales creados o controlados por el socialismo del siglo XXI han actuado y fracasado. Han creado incluso un grupo de ex presidentes que sometieron sus gobiernos al castro-chavismo y solo han ratificado su penosa subordinación. In extremis, usan a José Luis Rodríguez Zapatero ex presidente del Gobierno español y conocido cófrade de Castro y Chávez. Zapatero –como defensor de la dictadura- ha podido visitar a Leopoldo López para obtener la histórica respuesta de que “mi libertad no se transa por la democracia de Venezuela”. Varios y mejores ex presidentes, incluyendo a Felipe González de España y del mismo partido que Zapatero (PSOE) fueron prohibidos por Maduro cuando trataron de visitar a los presos políticos, por la sencilla razón de que no estaban mandados ni actuando para defender la dictadura.
Todo esto, incluida la alegación de Zapatero de contar con el respaldo de los Estados Unidos en su gestión, solo busca defender al dictador y no permitir ni el referéndum revocatorio este año, ni salida alguna. La componenda que el socialismo del siglo XXI pretende para sostener a Maduro trata de ser previa a la consideración de la activación de la Carta Democrática Interamericana en la OEA. Mientras Zapatero maniobra, los países que representan los votos de la vergüenza contra la democracia, los gobiernos sometidos al poder castrista, demoran y dilatan el cumplimiento de sus obligaciones respecto a la Carta que firmaron con carácter vinculante y obligatorio, con declaraciones e invocaciones tan deshonrosas como irresponsables que los convierten también en defensores de la dictadura.
Paralizar el renaciente sistema interamericano de defensa de la democracia es el objetivo de las dictaduras de la región, porque saben que después de Venezuela vienen ellos. El caso Venezuela solo será el primero de varios que como Ecuador, Bolivia y Nicaragua no tardarán en ser puestos en la misma situación. No quieren precedente, no desean jurisprudencia de activación de la Carta Democrática porque esto representa además una ratificación de las causas por las que la dictadura de Cuba está suspendida y es enemiga mortal de la OEA. Simplemente los principios de la Carta Democrática condenan a las dictaduras y éstas se defienden como saben, con el poder de la mentira, la extorsión, el soborno y la cobranza de viejas cuentas y ocultos pecados que les permiten una extensa baraja de defensores.
Mientras el pueblo venezolano, Luis Almagro y la prensa libre internacional han demostrado la validez moral, legal y política de una activación de la Carta que permita realizar este año el referéndum revocatorio en Venezuela, las dictaduras solo quieren mas enredos, mas mediadores, mas declaraciones. Vemos al dictador Castro y su canciller con los países del Caribe, a los sobresaltados Correa, Morales y Ortega, al mandado Rodríguez Zapatero y sus visitas, incluso a Macri de Argentina que “parece decidido a una movida K” jugando con la democracia por la Secretaría General de la ONU para su canciller. Todos tratando de llevar el tema fuera de la OEA, todos en contra de la democracia y actuando como los defensores del dictador Maduro.