Carlos Sánchez Berzaín
16 de diciembre de 2015
Presionado por una inevitable crisis económica, necesitando mantener la simulación de democracia, usando la concentración total del poder en sus manos y el fraude electoral institucionalizado, pero con el socialismo del siglo XXI de caída en la región, Evo Morales forzó un referéndum para el 21 de febrero de 2016 (21F) para asegurarse el Gobierno indefinido. Igual que la dictadura de Pinochet en Chile, Morales ha tomado el SI para él, dejando el NO al pueblo boliviano. Así, la campaña por el NO es una acción ciudadana, no es partidista ni caudillista, es descentralizada, sin mando único, sin subordinaciones, es una suma no pactada de iniciativas, de liderazgos múltiples y diversos, unida en el objetivo de rechazar la prórroga dictatorial. En la campaña por el NO para el 21F el eje de confrontación no es gobierno-oposición, ni izquierda-derecha, ni siquiera el oficialismo-cambio, es “dictadura e impunidad contra libertad y democracia”
Evo Morales, el líder de los sindicatos de coca ilegal, presentado por su propaganda como indígena, logró distraer a la opinión pública de los más de 15 años previos a su llegada al poder en los que promovió, dirigió y ejecutó la violencia sistemática con confrontaciones, bloqueos y masacres para proteger la actividad cocalera y forjar poder. Adquirió un partido político y se subordinó como el operador del proyecto Chávez-Castro que le permitió llegar a la Presidencia de Bolivia el 22 de enero de 2006, desde donde –con discurso de revolución populista- destruyó la República, acabó con el estado de derecho, degeneró la economía y pretende disolver la Nación Boliviana.
Para terminar con la República de Bolivia suplantó la Constitución Política del Estado y de manera apócrifa e inconstitucional implantó el 7 de febrero de 2009 el Estado Plurinacional de Bolivia con su propia constitución que fue el resultado de violar el procedimiento de reforma constitucional, forzar una constituyente que cesó en su competencia sin aprobar proyecto alguno, redactar su constitución en una comisión política clandestina, cooptar los votos de mayoría de la oposición en el Senado y manipular un referéndum que legalmente no podía ganar (perdió en 4 de los 9 departamentos del país), pero “ganó” con su fraude electoral.
Con el estado plurinacional busca disolver la ‘NACION BOLIVANA” construida en base a “la unidad en la diversidad del pueblo boliviano”, resultado del mestizaje de indígenas originarios con españoles colonizadores y diversas olas de inmigración, incluyendo la negra. La revolución nacional de 1952 articuló la nación boliviana con la “liberación del pueblo boliviano a través de la alianza de clases” e instituyó la igualdad efectiva por medio del voto universal, la reforma agraria, la educación nacional gratuita y obligatoria……luego el bonosol, la participación popular, el seguro universal materno infantil……En contra de los bolivianos, el disolvente Estado plurinacional promueve nacionalidades, privilegios y discriminaciones, impulsando la confrontación entre naciones, razas, etnias, regiones (la lucha no solo de clases).
Con la Constitución Política de la República de Bolivia Evo Morales no podía reelegirse y debió dejar el poder en enero de 2011. Con la suplantación constitucional de 2009 prometió reelegirse solo una vez, pero engañó. Para re-reelegirse usó la manipulación de su justicia que lo habilitó prevaricando con el argumento de que “como el 2009 había creado un nuevo estado la elección de 2005 no contaba”, y el fraude funcionó nuevamente.
La campaña por el SI de Evo Morales, en el primer año de su re-reelección y faltando 4 años para que termine el mandado que ya usurpó, muestra a la dictadura antinacional apurada. Su estrategia es la polarización y confrontación, donde Evo pretende ser el bueno, el SI, (igual que Pinochet), y el resto de los bolivianos los malos, los equivocados, el NO. La dictadura plantea la campaña del 21F como si fuera una elección entre el gobierno y la oposición, como una disputa política, de grupos de poder, de liderazgos. Obliga a empleados públicos, militares, sectores empobrecidos y extorsiona por apoyo. Es la campaña de la corrupción, usando los medios del estado, malversando el dinero del pueblo, violando la libertad de prensa, aplicando asesinato de la reputación y persecución judicial. Evo está apurado de manipular el 21F antes de seguir el camino de Kitchner y Maduro porque Argentina y Venezuela están recuperando la libertad y la democracia.
La campaña por el NO es de “movilización popular y ciudadana”, de muchas acciones unidas solo por el objetivo de evitar la perpetuación del dictador y su régimen de corruptela e impunidad. No es solo la campaña de la oposición desagregada, ni de los líderes políticos nacionales o regionales presentes, exiliados o encarcelados, o de los progresistas defraudados: es del pueblo. Está cohesionada porque los bolivianos quieren volver a la democracia, se han dado cuenta o ya recuerdan quien es Evo Morales, que quiere y a quien obedece. Es una campaña integrada de muchas campañas por el NO, como los guerrilleros de la independencia que forjaron Bolivia luchando todos contra la colonia sin siquiera conocerse. En Bolivia el SI es dictadura e impunidad, el NO es libertad y democracia.