Carlos Sánchez Berzaín
28 de octubre de 2015
(Diario Las Américas) La necesidad de mantener la apariencia de su tan publicitado -como falso éxito económico- llevó a Evo Morales a realizar uno sus más notables actos de impostura e incoherencia al mandar preparar y encabezar la denominada “Investing in the New Bolivia Summit”, puesta en escena el 26 de octubre por el Financial Times Live (FTL) en Nueva York. El dirigente cocalero, gobernante del socialismo del siglo XXI, confeso y vociferante antiimperialista y anticapitalista, permanente crítico de la propiedad privada, estatista y concentrador del poder total, el dictador que utiliza el sistema de justicia como mecanismo de represión política, es quien asumió ahora el papel de “promover la inversión nacional y extranjera, ofreciendo atractivas oportunidades a los inversores….” de la mano de un tan importante como oneroso aparato de promoción capitalista. Cuán grave será la realidad de economía boliviana y la crisis que viene, que el dictador castrista Evo Morales mendiga inversiones.
No ha transcurrido ni un mes desde que en la misma ciudad de Nueva York, Evo Morales afirmó ante la Asamblea General de la ONU que “el capitalismo es un modelo fracasado y sin futuro”; no han pasado dos semanas desde que en la ciudad de Tiquipaya sentenció que “el capitalismo es el cáncer de la madre tierra”. Al mismo tiempo montó un costoso show en el centro mundial del capitalismo, buscando a los “empresarios del imperialismo” para pedirles dinero, que inviertan, que “capitalicen”, que le provean fondos para mantenerse indefinidamente en el poder.
El jefe del estado plurinacional, en la propaganda previa del evento ampliamente difundida en la página web de los organizadores y en extensa campaña, ha ofrecido “recursos naturales – incluidos los hidrocarburos, minerales y litio que componen el pilar central de la economía de Bolivia….”. Evo Morales ha puesto en vitrina de venta internacional los recursos naturales que dice defender, que afirma haber nacionalizado y que le sirvieron de bandera para derrocar –conspiración, sedición y masacres de por medio– al Presidente Constitucional en octubre de 2003. Seguirá con su discurso de “vende patria” sin mirarse al espejo?
El evento del 26 de octubre en Nueva York ha tratado de presentar un país y una situación marcadamente diferentes a la Bolivia real de hoy. Ha ofrecido garantía de seguridad jurídica cuando Evo Morales, en el modelo castrista (igual que en Venezuela, Ecuador y Nicaragua) ha terminado con toda la institucionalidad y la independencia de gestión. En el estado plurinacional de Evo Morales no hay Banco Central ni órgano alguno independiente de su poder, las superintendencias y entes reguladores son meras oficinas de control político. Las normas legales se hacen y cambian a conveniencia del gobierno que las digita en un Parlamento sometido. El sistema de justicia es solo una dependencia política del dictador, como lo han confesado, denunciado y probado –solo tres días antes del show de Nueva York- los mismos jueces designados por Evo, los magistrados Gualberto Cusi y Ligia Velásquez, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington DC.
Existen antecedentes concretos de cómo Evo Morales y su gobierno trata a empresarios e inversionistas en Bolivia. Lo recordaron dos víctimas en la “Investing in the New Bolivia Summit” donde se presentaron el inversionista norteamericano Jacob Ostreicher y el empresario boliviano Humberto Roca reclamando a Evo Morales por las confiscaciones, acusaciones falsas, corrupción, persecución, violación de sus derechos humanos y de su propiedad privada. Ostreicher que invirtió en Bolivia fue acusado y encarcelado, estuvo preso 18 meses, ni las peticiones de Sean Penn a Evo Morales lo ayudaron, fue víctima de extorsión y tuvo que escapar de retorno a Estados Unidos sin recuperar sus treinta y seis millones de dólares. Roca, el dueño de Aerosur, la aerolínea más importante del país, fue procesado y perseguido por el gobierno, perdió empresas y bienes, acusa al gobierno de haberse quedado con ellos por cientos de millones de dólares, y fue extorsionado en Miami por un alto funcionario del gobierno de Morales que cumple prisión en Estados Unidos por este caso.
El evento para empresarios e inversionistas no dejó ingresar a Ostreicher ni a Roca, pero Evo Morales dio un importante mensaje a los asistentes, les “ofreció seguridad jurídica y los amenazó con expulsarlos de Bolivia si hacen política”……Así son las cosas con los dictadores del socialismo del siglo XXI, quieren negocios sin libertad y corrupción sin democracia, quien invierta sabe dónde y con quién se mete. Evo Morales demostró en su “cumbre” del 26 de octubre en Nueva York, que es un anticapitalista que mendiga inversiones y que también amenaza.