Carlos Sánchez Berzaín
28 de junio de 2015
(Diario Las Américas) Del 5 al 12 de julio, el papa Francisco visitará Ecuador, Bolivia y Paraguay, cuyos gobiernos han desarrollado agendas oficiales y programas para obtener el mayor beneficio posible a su favor. Los jefes de gobierno de los países visitados esperan recibir bendiciones y mensajes papales que les permitan fortalecerse políticamente. Sin embargo, hay un conjunto de temas que las agendas oficiales en Ecuador y Bolivia han evitado cuidadosamente, son los temas de democracia sobre los que está pendiente la pregunta: ¿que dirá el Papa?
Los temas inexcusables que plantea la realidad objetiva al Papa Francisco en su visita, se refieren a ese sistema y forma de vida descrito por medio de sus elementos esenciales en la Carta Democrática Interamericana, que todos los países a los que llegará el Pontífice han firmado. Se trata de los derechos humanos y las libertades fundamentales, del estado de derecho, de las elecciones libres y sin fraude, del régimen plural de partidos y organizaciones políticas, y de la separación e independencia de los poderes públicos. Se trata de valores y principios coincidentes, incluso fundados, en los de la Iglesia Católica y su prédica de justicia.
Ecuador y Bolivia son países gobernados por los denominados dictadores del socialismo del siglo XXI. Son gobernantes que llegaron al poder por elecciones y que “una vez instalados en el gobierno, a través de sucesivos mini golpes de estado (golpes blandos) desconocieron el orden jurídico bajo el que fueron elegidos y conformaron un sistema político contrario a la democracia”. Se trata de regímenes que controlan todos los órganos y el poder del Estado, donde la sociedad no puede defenderse; son gobiernos que han “impuesto su autoridad violando la legislación anteriormente vigente”, que han liquidado la “previsibilidad de la democracia”, y que se “mantienen indefinidamente en el poder”.
El Papa Francisco y su bien informado sistema Vaticano saben que hoy en Ecuador y Bolivia hay perseguidos, presos y exiliados políticos. Saben que el medio son los fiscales y jueces del sistema de justicia convertido en el órgano de represión política. Conocen que se ha criminalizado la oposición y judicializando la represión. Conocen que los perseguidos, presos y exiliados políticos en los países del socialismo del siglo XXI son víctimas de órdenes judiciales dictadas por un poder judicial manipulado por el dictador, que ha formado un exilio ecuatoriano y boliviano con centenas de ciudadanos asilados y refugiados en Brasil, Paraguay, Perú, Estados Unidos, España y otros países.
El Papa ha sido informado que libertad de expresión y de prensa están reprimidas, sobre todo por medio de la ley Mordaza de Rafael Correa en Ecuador; que los gobiernos dictatoriales han confiscado, suprimido, reducido y silenciado medios de comunicación social, entre ellos varios vinculados a la Iglesia católica; que el estado de derecho ha desaparecido para ser suplantado por la voluntad de los ahora anfitriones del Papa, y que lo han hecho por medio de normas dictadas por los poderes legislativos controlados. El gobierno maneja el sistema electoral. Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia están abocados a asegurar su “reelección indefinida”, o sea la “el fraude y la farsa a perpetuidad”.
Hay constancia que decenas de perseguidos, presos y exiliados políticos de Ecuador y Bolivia han dirigido desde hace años cartas públicas al Papa Francisco, pidiendo que clame por los derechos humanos y la justicia ante los gobiernos de Ecuador, Bolivia, Cuba y Venezuela. Fieles y sacerdotes católicos son objeto de amenazas y represión en estos países. Con el discurso de favorecer a los pobres estos gobiernos han institucionalizado la “corrupción” creando nuevos ricos pero no menos pobres, sin que puedan acreditar resultados proporcionales que correspondan al auge económico que han tenido en última década a favor de la pobreza y la desigualdad, ahora que llevan a sus pueblos a la crisis.
La Iglesia Católica sabe que los indígenas a quien Rafael Correa dice defender y de quienes Evo Morales se esfuerza en simular ser uno de sus miembros, están acosados, amenazados y enjuiciados por estos gobiernos dictatoriales que –como nunca antes- han emitido normas en contra de las reservas ecológicas y de las áreas protegidas, ya sea para autorizar la explotación minera y petrolera en Ecuador y Bolivia, y para extender los cultivos de coca ilegal en beneficio del narcotráfico como en Bolivia. Todo lo contrario a lo sostenido por el Papa en su última Encíclica.
En pocos días sabremos que dijo el Papa en Ecuador y Bolivia respecto: a la ley mordaza y a la represión que Correa realiza con ella; a la penetración del TIPNIS que ejecuta Morales contra los indígenas y a favor del narcotráfico; a la penetración y violación de las reservas ecológicas protegidas; a los perseguidos, presos y exiliados políticos víctimas de jueces oficialistas que violan el debido proceso; a las maniobras que realizan Rafael y Evo para perpetuarse indefinidamente en el poder; en suma frente a las violaciones a los derechos humanos denunciadas ante el Papa con anterioridad a su visita y respecto a la necesidad de que estos países recuperen la democracia.