Carlos Sánchez Berzaín
01 de junio de 2015
(Diario Las Américas) Los pueblos sometidos por las dictaduras del socialismo del siglo XXI luchan por recuperar la libertad y la democracia. Se trata de confrontaciones desiguales que a momentos parecen ofrecer avances y victorias, pero que llevan al mismo resultado de mantener al régimen y eliminar a los líderes de oposición. Este círculo vicioso de victorias aparentes y derrotas permanentes está diseñado para repetirse porque se produce con las reglas de la dictadura, para que el gobierno ilegítimo se perpetúe en el poder.
Al comenzar el siglo, Hugo Chávez y Fidel Castro, el neocastrismo con discurso antiimperialista, aparentando solo una corriente progresista, se expandía derrocando gobiernos democráticos, financiando movimientos y campañas, con muchísimo dinero y discurso populista. En el gobierno ejecutaron la “suplantación institucional”, acabaron con la democracia, cambiaron las constituciones, las leyes, los reglamentos, las instituciones.
Terminaron con la división e independencia de los poderes públicos poniendo en ellos a sus subordinados. Controlaron el poder electoral y aseguraron la manipulación de todas las elecciones, inhabilitando candidatos, cambiando circunscripciones, anulando y falsificando identidades, alterando resultados. Implantaron el sofisma de que “elecciones son democracia”. Demostraron que incluso perdiendo elecciones permanecen en el poder.
Con el control del Poder Judicial criminalizaron la oposición política y judicializaron la represión, acabaron con el “debido proceso”. Los presos y perseguidos políticos en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua lo son por “orden judicial” y con acusación fiscal. Es tan grande el descaro en esta materia que los dictadores usan estos juicios para tapar sus crímenes y corrupción, llaman criminales y persiguen transnacionalmente a sus víctimas.
Destruido el “estado de derecho”, pudiendo hacer las leyes que les viene en gana desde el Legislativo; confiscar, perseguir, extorsionar y encarcelar desde el Judicial; ejercer la fuerza, controlando la economía y las relaciones exteriores desde el Ejecutivo; y falsear los resultados electorales desde el Electoral; avanzaron contra la prensa libre a la que prácticamente hicieron desaparecer con ventas forzadas, extorsiones, confiscaciones, juicios, sentencias, quita de licencias, leyes mordaza y censura. Así quedó institucionalizada la corrupción promovida y encubierta desde el gobierno.
Este apretado e incompleto resumen, sobre el que hay libros y extensas demostraciones, recuerda que Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, no tienen democracia porque no tienen elecciones libres, no tienen estado de derecho, no poseen división e independencia de poderes, no hay libertad política (solo la que permite el régimen), no hay libertad de prensa. Son gobernantes de duración indefinida que se hacen llamar presidentes, que viven como nuevos ricos, bajo sospecha de narcotráfico, con presos y exiliados políticos, con crímenes y masacres impunes, con crisis económicas tan graves como Cuba y Venezuela o disfrazadas pero inminentes como Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
En estos países, todas las leyes, las instituciones y las autoridades son del régimen, son del sistema dictatorial, porque si no, no son. En lugar de proteger violan los derechos humanos. Por eso en Venezuela, Maduro puede ordenar por televisión a los jueces (como Chávez, Correa y Morales) que encarcelen opositores. Por eso Correa puede demandar a diarios, empresarios y periodistas y tener fallos judiciales con beneficios millonarios, que obliguen a las víctimas a pedir perdón y que le permitan apropiarse de medios y empresas. Por eso Morales puede con sentencia judicial, tener presos políticos a miembros del Alto Mando Militar que resistió constitucionalmente los crímenes del ahora dictador. Por eso Ortega tiene la reelección indefinida y es posiblemente el nicaragüense mas rico. Y de Cuba……que decir!
¿Que pueden esperar los expresidentes en Venezuela, de los jueces y autoridades si el dictador no quiere? ¿Cuánto pueden resistir los nuevos gobernadores y alcaldes en Bolivia, antes de que los recluten, los enjuicien, les asesinen su reputación o los eliminen físicamente? ¿Qué puede hacer el pueblo ecuatoriano frente a las leyes económicas confiscatorias que Correa lleva adelante? ¿Si Ortega quiere algo de un nicaragüense, cómo negarse? ¿Y con los Castro.…?¿Es posible recuperar la libertad y la democracia con las reglas de la dictadura?