(Diario Las Américas) MIAMI.- Al llegar el año nuevo cada persona hace propósitos, fija objetivos o metas para alcanzarlas o cumplirlas en el año que comienza. Dependiendo el país y la cultura, se acostumbra establecer múltiples propósitos. Siguiendo esta tradición, en América Latina debemos expresar un deseo u objetivo común y colectivo para Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua: “recuperar la democracia”.
Winston Churchill señaló que “la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”. Es que la democracia es la única forma de gobierno que garantiza el respeto a la naturaleza misma del ser humano y a sus libertades fundamentales. En democracia el límite del derecho propio es solamente el derecho de los demás. En democracia nadie -por poderoso o rico que sea- puede estar o ponerse por encima de la ley. En democracia la justicia, la libertad de prensa, la igualdad, la propiedad privada, la libertad de expresión, la posibilidad de disentir… son derechos y bienes colectivos que se protegen y se defienden, porque son la base misma del sistema.
Como es de conocimiento general, lamentablemente para el mundo, para el hemisferio y sobre todo para sus ciudadanos, en las Américas existen por lo menos cinco países en los que desde hace varios años ya no hay democracia. Son estados americanos donde sus Gobiernos caudillistas se ha instalado en el poder indefinidamente, destrozando toda la institucionalidad democrática, reemplazándola por constituciones hechas a su medida para tener el control absoluto del poder.
Con pequeños matices locales, la dictadura castrista con el dinero del pueblo de Venezuela malversado por el chavismo, ha exportado su modelo totalitario, lo ha mejorado revistiéndolo de populismo electoral, y lo ha establecido en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, que pasaron a ser sus Gobiernos satélites. Fracasaron en Honduras, Perú y otros países donde habiendo conseguido incluso que sus candidatos ganen elecciones, no pudieron suplantar la institucionalidad democrática para reemplazarla por el “constitucionalismo dictatorial” que legaliza la permanencia indefinida en el poder total.
En el plano internacional este proceso ha sido acompañado -hasta ahora- por la prudencia, condescendencia, el silencio y/o la complicidad de las democracias del mundo. En las Américas los estados con democracias parecen no haber percibido la amenaza que representa para su propia estabilidad institucional, la existencia de las dictaduras del Socialismo del siglo XXI que están en permanente actitud de expansión. Recientemente hemos visto aflorar con fuerza el brazo español de esta corriente.
La influencia internacional de los postulados castristas han llegado al punto de embargar las voces de las democracias de las Américas que en lugar de ser rigurosas con el respeto y cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana, han coadyuvado al debilitamiento y la desinstitucionalización de la Organización de Estados Americanos, permitiendo inaceptables presiones y acciones contra la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Se ha vivido hasta ahora un tiempo en que se relegan, ignoran y cuestionan los principios y valores en los que se funda la democracia, sólo para pretender legitimar los Gobiernos no democráticos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Se permite por ejemplo la violación de la libertad de prensa y su reemplazo por la propaganda bien financiada por los regímenes dictatoriales. Se conoce pero se silencia el extraordinario y creciente número de víctimas, perseguidos, presos y exiliados por causas políticas, que estos Gobiernos han producido. Se tolera la utilización de los jueces como instrumento de represión, etc. etc.
Reconocer la realidad objetiva y aceptarla, llamar a los gobiernos no democráticos por su nombre, retornar los principios y valores que son el fundamento de la libertad y la democracia, cumplir y hacer cumplir la Carta Democrática Interamericana, respetar el objeto de los organismos internacionales creados para la preservación de la paz y la seguridad, denunciar las violaciones de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, perderle el miedo a la penetración castrista, denunciar la persecución, las masacres, el exilio, en suma, reconocer que -con todos sus defectos y dificultades- la democracia es el único sistema que garantiza al ser humano, es el propósito para el 2015: recuperar la democracia para Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Si se pudo en la década de los setenta frente a las dictaduras militares, el desafío es poder ahora frente a las dictaduras del Socialismo del siglo XXI.