Venezuela: ¿Quién es el enemigo?
No se puede alegar ser un gobierno democrático y defender la democracia violentando los derechos humanos, con muertos, perseguidos y presos político
- CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN */ COLUMNISTAvie mar 21 2014 09:53
La crisis en Venezuela no es un problema entre venezolanos, es un conflicto entre un interés imperialista externo y el pueblo venezolano. Si creemos que la crisis de Venezuela refleja un conflicto entre el gobierno y la oposición venezolana, o entre venezolanos con diferentes ideologías o formas de ver la realidad, estamos totalmente equivocados. Se trata de un conflicto entre el imperialismo castrista y el pueblo de Venezuela que quiere libertad y democracia, que se manipula por medio de un gobierno dictatorial local, que es simplemente títere de los intereses cubanos.
Todas las acciones tomadas por Maduro y su gobierno para “terminar” con las movilizaciones de la juventud y del pueblo venezolanos que reclaman libertad, son medidas castristas. La observación de las acciones asumidas por el gobierno venezolano muestran la aplicación de una fuerza cada vez más brutal en la represión, la búsqueda de anular o amedrentar a los líderes, el silencio informativo, la falsificación de un discurso y de los hechos para encubrir la realidad. Es una estrategia externa.
Para muestra, observemos como la dictadura de Maduro se ha dado a la tarea de ampararse en la supuesta condición de “gobierno democrático” y ha introducido el discurso de “defensa de la democracia”, reiterando el haber ganado y haber sido elegido en elecciones. Resulta que quien se ha mantenido en el poder por medio de una sucesión a Hugo Chávez que ha violado su propia constitución, que luego se ha habilitado ilegalmente como candidato y que ha obtenido una írrita mayoría con fraude, que ha impedido el recuento de votos que sin duda hubiera puesto en evidencia su derrota, usa ahora como escudo su supuesto carácter “democrático”.
Debemos poner en evidencia que no se puede alegar ser un gobierno democrático y defender la democracia violentando los derechos humanos, con muertos, perseguidos y presos políticos, confrontando a la juventud venezolana, poniendo operadores castristas en la calles, violando estudiantes y recintos universitarios. No se puede aceptar que el dictador Maduro se presente como un gobernante democrático y pida simpatías y protección para la “democracia” que ya fue liquidada desde su predecesor. Una vez más, ha llegado la hora de llamar las cosas por su nombre.
Como el conflicto no es entre venezolanos sino entre éstos y la intervención cubana, es vital que los luchadores por la democracia de Venezuela, en ese país y en todo el mundo tengan clara la identificación del adversario que no es otro que el intervencionismo cubano. La dictadura cubana de 55 años de antigüedad, lucha por su propia subsistencia en territorio venezolano y con el pueblo venezolano. Lo pretende hacer encubiertamente detrás del liderazgo y el gobierno títere de Maduro y con discurso de defensa de la democracia.
Hasta ahora la operación castrista en Venezuela es exitosa porque sostiene al régimen dictatorial, pero como en Cuba saben que esto no durará, están acelerando su apertura económica. Cuba está implementando un plan de emergencia para atraer capitales mientras tiempo oprimiendo violentamente al pueblo venezolano e impulsando el asesinato de la reputación de sus líderes democráticos.
Si Venezuela es hoy un país ocupado por la intervención extranjera que opera de la mano de un grupo de traidores a la Patria, como muestran los hechos, las preguntas son: hasta donde podrá la dictadura de Maduro contar con el compromiso de los militares venezolanos cuya primera función es la defensa de la soberanía y la integridad de su país?. ¿Cuánto tiempo más permanecerán los venezolanos que defienden a Maduro o que permanecen imparciales, sin reconocer la importancia de saber quién es el enemigo?