Carlos Sánchez Berzaín entrevistado por Idania Chirinos en NTN24: Estados Unidos y las democracias de América están siendo blanco de una guerra híbrida impulsada por las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Esta forma moderna de agresión combina migración forzada, narcotráfico, trata de personas, ciberataques, terrorismo y otras tácticas irregulares con el fin de desestabilizar a las democracias de la región.
Bajo una nueva administración, EE.UU. ha iniciado una ofensiva directa para desmantelar los mecanismos de agresión utilizados por estos regímenes:
- Se están bloqueando los canales financieros y comerciales del crimen organizado que financian a las dictaduras.
- En el caso de Venezuela, se revocaron licencias a empresas petroleras estadounidenses y se impuso un arancel del 25% a compradores de petróleo extraído por el régimen de Maduro, calificándolo como “petróleo robado” al pueblo venezolano.
- Se está enjuiciando y declarando terroristas a grupos del crimen organizado, como el Tren de Aragua, y se han empezado extradiciones y operaciones regionales conjuntas.
La política actual reconoce que las dictaduras del socialismo del siglo XXI han convertido a sus gobiernos en narcoestados. En consecuencia, la guerra híbrida no es solo un problema estadounidense, sino continental:
- La migración forzada ha generado crisis económicas y sociales en países como Perú, Argentina, Colombia y México.
- Las redes criminales como las de narcotráfico y trata de personas operan en casi todos los países de América Latina, debilitando el Estado de derecho.
- El modelo cubano de exportación de médicos en condiciones de esclavitud también ha sido denunciado como una forma de trata humana.
A diferencia de los regímenes autoritarios, en EE.UU. existe un sistema judicial funcional que permite a los ciudadanos recurrir ante los jueces en caso de abusos, lo que refuerza la legitimidad de sus acciones en defensa propia.