Por Estefani Brito 9 de marzo de 2025 – 15:49

(Diario Las Américas) LA PAZ.- Bolivia, un país “sin ningún elemento democrático”, se encamina a un escenario similar al que vivió Venezuela el 28 de julio de 2024, con unas elecciones presidenciales controladas por el “sistema de dictadura electoralista”, dirigido por Cuba, en el que “se vota, pero no se elige”.
El 27 de febrero, el expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019) presentó su renuncia al partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que lideró por casi 30 años, y anunció su candidatura presidencial para el 17 de agosto por el Frente Para la Victoria, a pesar de estar inhabilitado por el Tribunal Constitucional.
Esto representa la formalización de su ruptura con el gobierno de Luis Arce, el pupilo con el que se disputaba el control del MAS y la candidatura presidencial oficialista hasta noviembre pasado, cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) reconoció a Groover García -afín al presidente- como jefe del partido gobernante.
Aunque esto pudiera interpretarse como una “disputa electoral”, el exministro boliviano y analista político, Carlos Sánchez Berzaín, asegura que es una “pelea” por el control del principal negocio que tiene la corrupción socialista: el narcotráfico.
“Es una disputa por el botín. Lo que están peleando es el control de la corrupción, de las aduanas, la importación, la venta y control de diésel y gasolina, y con eso el control del principal negocio que tienen, el narcotráfico porque es un narcoestado”, sostiene el director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy, con sede en Miami, en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS.
Este “negocio”, asegura, estuvo al mando de Morales hasta la llegada de Arce al poder en 2020, cuando este le fue quitando el control, hasta llegar a los enfrentamientos que protagonizan hoy. Sin embargo, indica que este no será un problema que tenga mayor incidencia en el venidero proceso electoral, puesto que este es un sistema ideado por Cuba, que termina eligiendo al candidato oficialista.
“Su amo está en Cuba. Cuando ellos decidan quién es el candidato, ya está. No tenga usted duda de que van a tener un solo candidato. Y ese candidato va a ser uno de los tres, Evo Morales, Arce o Andrónico Rodríguez (presidente del Senado) Y si llegaran al punto en el que van a simular una división, veremos un proceso controlado por el sistema de dictadura electoralista”, señala.
Para el exministro boliviano, el ver a Bolivia como una democracia es un error, puesto que desde que el socialismo tomó el poder en 2006, pasó a ser una “dictadura satélite” de Cuba y Venezuela, hoy dirigidas por los tiranos Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, respectivamente.
“Bolivia es una de las dictaduras satélites de Cuba y Venezuela, porque no tiene ningún elemento esencial de la democracia. No tiene respeto a los derechos humanos ni a la libertad, porque hay más de 320 presos políticos, y no tiene separación e independencia de los poderes públicos”, precisa.
Al igual que en Cuba, Nicaragua y Venezuela, en Bolivia el poder judicial funciona como “mecanismo de represión y persecución”, menciona Sánchez Berzaín. Agrega que el país suramericano tampoco cuenta con un sistema electoral independiente, ni permite la libre organización política, por lo que sólo permite a los candidatos que el gobierno acepta.
Indica que Bolivia actualmente no cuenta con una Constitución, sino con un “estatuto de la dictadura”, que es una copia de las cartas magnas de Cuba y Nicaragua, promulgada por Morales en 2009 bajo el nombre de “Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia”.
“Fue hecha con masacres y falsificaciones”, sostiene el analista político, al mencionar que este documento, siguiendo el denominado “constitucionalismo” del socialismo del siglo XXI, no ofrece garantías para la nación boliviana ni los derechos humanos y elimina la irretroactividad de la ley para perseguir a quienes se les opone.
“Inclusive, el sufragio universal ha desaparecido, porque no hay igualdad entre los ciudadanos. El voto de los ciudadanos en áreas rurales específicas, controladas por el régimen, vale más que el voto de los ciudadanos en las ciudades. Es decir, con menos votos en el área rural, usted elige más representantes, senadores y diputados que la gente de la ciudad”, explica.
Estas constituciones, denuncia, son simplemente “estatutos que violan los derechos humanos, que son pruebas de crímenes” y sirven para que estos regímenes se instauren y permanezcan “indefinidamente” en el poder.
Bolivia se aproxima a un fraude anunciado, en el que puede repetir la pasada elección venezolana, como acostumbran las “dictaduras electoralistas”, típicas del socialismo del siglo XXI, que celebran procesos electorales, “en el que el pueblo vota, pero no elige”, para simular ser una democracia.
A juicio del exministro, “no hay ninguna condición” para que las elecciones a celebrarse en cinco meses sean libres y limpias. “No hay libertad, hay más de 320 presos políticos y más de 10,000 exiliados, entre los presos políticos y los exiliados, muchos oficiales, candidatos presidenciales, candidatos a senadores y diputados; el órgano electoral está penetrado y controlado por el régimen, el padrón electoral está viciado, no lo han revisado; y hay prueba plena de que el fraude está montado”, señala.
Por esto, advierte, Bolivia reproducirá el proceso comicial de Venezuela, en el que Maduro retuvo “arbitraria y criminalmente el poder dictatorial”, a pesar de haber perdido las elecciones por una amplia brecha frente al opositor Edmundo González Urrutia, bajo el liderazgo de María Corina Machado. “Lo que viene en Bolivia es una repetición de Venezuela sin María Corina Machado”, subraya Sánchez Berzaín.
Destaca que en su país “no hay unidad en el bloque de oposición”, por lo que posiblemente tendrá una decena de “candidatos funcionales”, que dividan los votos del cerca del 70% de los bolivianos que repudian al régimen socialista, haciendo que el candidato de la dictadura “tenga un margen para ganar con el fraude electoral”.
En este sentido, considera que la “oposición de verdad” debería presentar un candidato unitario para hacer frente al candidato de la dictadura, bien sea Morales, Arce o Rodríguez. “No es un proyecto ideológico, ni es un proyecto programático, es un proyecto de recuperación de la democracia. Deberían tratar de utilizar este momento electoral para volver a un proceso democrático, derrotando la dictadura electoralista y haciendo que un solo candidato represente la posibilidad de retornar a la democracia porque en Bolivia no hay democracia”, enfatiza.