Gobierno constitucional de Venezuela para recuperar la soberanía

Carlos Sánchez Berzaín entrevistado por Miguel Ángel Rodríguez en EVTV: El escenario político de Venezuela ha sido testigo de un enfrentamiento épico entre la lucha democrática y el régimen dictatorial que ha mantenido al país en un estado de opresión durante años. Desde finales de 2023, el panorama político ha experimentado transformaciones importantes, lideradas por figuras como María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, quienes han enfrentado grandes desafíos en su búsqueda por restaurar la democracia. Este artículo analiza las claves de este proceso y el impacto del llamado «socialismo del siglo XXI» en la región.

En octubre de 2023, María Corina Machado emergió como una líder clave al ganar las elecciones primarias con un aplastante 92,56% de los votos. Este triunfo no solo significó una derrota para el régimen de Nicolás Maduro, sino también para la llamada “oposición funcional”, un grupo que ha sido acusado de trabajar en beneficio del régimen en lugar de luchar por la democracia.

María Corina devolvió a los venezolanos la confianza y el coraje para enfrentarse al sistema, desarmando intentos de fraude electoral y movilizando a más de 600,000 ciudadanos que denunciaron las irregularidades del proceso. Sin embargo, el régimen respondió intensificando su terrorismo de Estado y apoyándose en fuerzas extranjeras como las cubanas y nicaragüenses.

Edmundo González Urrutia fue elegido como presidente de Venezuela en las elecciones del 28 de julio de 2024, un resultado reconocido por la comunidad internacional. Sin embargo, al no juramentarse como presidente constitucional el 10 de enero de 2025, dejó un vacío político que permitió al régimen de Maduro continuar su usurpación del poder. Esta decisión ha generado críticas por su impacto en la lucha por la legitimidad y el ejercicio del poder soberano.

Al no juramentarse como Presidente, González Urrutia no solo limita su capacidad para nombrar representantes diplomáticos y liderar una coalición internacional contra el régimen, sino que también impide el nombramiento de María Corina Machado como vicepresidenta, una figura clave para organizar un gobierno legítimo y democrático.

El régimen de Maduro, apoyado por redes transnacionales y gobiernos afines al socialismo del siglo XXI en la región, ha implementado diversas estrategias para consolidar su poder. Entre ellas, destacan:

  1. Impedir la juramentación de González Urrutia como presidente constitucional.
  2. Promover elecciones manipuladas dentro del país para debilitar a la oposición real.
  3. Aislar a María Corina Machado, arrestando o persiguiendo a su equipo cercano.
  4. Crear un clima de legitimación internacional de la dictadura mediante negociaciones que favorecen al régimen.

Estas acciones buscan perpetuar el control del régimen, desmovilizar a la oposición legítima y consolidar la ocupación de Venezuela como un «narcoestado».

El reconocimiento internacional del presidente electo es esencial para activar mecanismos de cooperación que permitan recuperar la soberanía de Venezuela. Esto incluye acciones diplomáticas, sanciones económicas y, si es necesario, la conformación de una fuerza multinacional bajo los marcos legales de las Naciones Unidas. La inacción en este ámbito solo fortalece la estrategia del régimen de deslegitimar a González Urrutia y a María Corina Machado, mientras el país sigue sumido en la represión y la crisis humanitaria.

El futuro de Venezuela depende de decisiones clave en los próximos meses. La juramentación de Edmundo González Urrutia como presidente constitucional y el empoderamiento de líderes como María Corina Machado son pasos fundamentales para devolver al país su democracia y libertad. Mientras tanto, el régimen continúa utilizando tácticas de manipulación y terror para mantenerse en el poder, demostrando que la lucha por Venezuela no es solo política, sino también moral y humanitaria.