La dictadura de Venezuela presenta al mundo el más irracional periodo de transición entre la elección del 28 de Julio (28-J) y la juramentación del presidente electo Edmundo González Urrutia el próximo 10 de enero, con represión y terrorismo de Estado como último recurso para retener el poder. Las acciones criminales del socialismo del siglo 21 en Venezuela buscan infundir miedo a la población para desanimarla en el cumplimiento del triunfo electoral, forzar una nueva ola migratoria, desorganizar la dirigencia opositora y eliminar política o físicamente a María Corina Machado. Esta situación impone iniciativas e instalar la transición.
El propósito del socialismo del siglo 21 es descabezar la dirigencia de la oposición victoriosa para dejar sin conducción al pueblo venezolano. Buscan hacer inoperable la oposición real para dar espacio a la oposición funcional, desanimando a los votantes que el 28-J repudiaron a Nicolás Maduro y a la dictadura/narcoestado que representa.
El tiempo de la transición es la antesala del plan de un gobierno de recuperación de la democracia, que no es un plan ordinario de gestión, porque se trata de la restauración de los elementos esenciales de la democracia, de un proceso de reencuentro nacional sin impunidad y la más rápida recuperación de las condiciones de normalidad. Que la oposición victoriosa ponga en marcha una agenda abierta y pública de transición es importante en condiciones normales, pero es imprescindible cuando la dictadura derrotada se resiste a entregar el poder por medio del terrorismo de Estado.
Entre las iniciativas necesarias está en primer lugar nombrar y activar un “equipo de transición” con competencia nacional e internacional, con comisiones de tres o más miembros en la áreas de Relaciones Exteriores, Defensa, Interior o Gobierno, Economía, Petróleo, Educación, y más.