17 de septiembre de 2023
(Infobae.com) Socialismo del siglo XII es la marca registrada para presentar como política el sistema de crimen organizado trasnacional que ha expandido la dictadura de Cuba en Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Son las dictaduras castrochavistas que detentan el poder con agenda uniforme de terrorismo de estado, presos políticos, tortura, exilio y narcoestados. Son productores de miseria y miedo que hoy no tienen respaldo popular, están en quiebra, han perdido su narrativa y se han quedado sin opciones.
Millones de cubanos y venezolanos, miles de nicaragüenses y bolivianos han sido forzados a abandonar sus países por la inseguridad de vivir sin respeto a sus derechos humanos. La consecuencia directa del modelo dictatorial castrista del siglo XX convertido en castrochavismo del siglo XXI es el miedo y la miseria productores migraciones que afectan a toda la región y al mundo y que las dictaduras usan como arma de agresión contra la democracia.
El socialismo del siglo XXI es la repetición del comunismo totalitario derrotado por la historia con la desaparición de la Unión Soviética (1990-91). Es la búsqueda de justificación para el crimen organizado desde Cuba para detentar el poder indefinido con impunidad, discurso populista, de antiimperialismo y lucha contra la pobreza, mientras hacen todo lo contrario. La dictadura de Cuba ha convertido el castrismo comunista del siglo XX en socialismo del siglo 21, más de lo mismo, solo crimen organizado.
Desde hace casi 65 años la dictadura de Cuba produce crimen, miseria y confrontación. Al principio publicitó respaldo popular que hoy es repudio general; en 1959 tomó un país con gran economía y rápidamente lo volvió uno de los más miserables del mundo en el que hoy la gente no puede comer a diario el mínimo de alimentos que un ser humano necesita.
Cuando la dictadura de Cuba agonizaba en su periodo especial después de haber perdido la subvención por la desaparición de la Unión Soviética, llegó a la presidencia de Venezuela Hugo Chávez en 1999 y de inmediato salvó al régimen castrista. Empezó un proceso en el que Cuba ha eliminado a Chávez, controla Venezuela como su colonia principal y la ha llevado a la miseria.
Es la historia de este siglo en las Américas, la expansión de la dictadura de Cuba. Suplantaron la democracia por su sistema en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ecuador recuperó la democracia por gestión del presidente Lenin Moreno; Bolivia y Venezuela fracasaron por la alta traición y corrupción de los conductores en los momentos históricos del año 2019 y siguientes. Llegaron a países se mantienen con democracia pero que como Argentina con los Kirchner, Brasil con Lula, México con López Obrador, Colombia con Petro, Chile con Boric, dan testimonio del oprobio. Argentina es tal vez el ejemplo más dramático al ubicarse hoy en el sexto lugar en el “índice de la miseria” de Hanke. Colombia con Petro acaba de reportar que la exportación de cocaína superará la del petróleo colombiano.
En 1999 Venezuela era el país más rico y democráticamente estable de Latinoamérica, 25 años después es una dictadura, narcoestado y el más miserable, ha expulsado casi 8 millones de venezolanos y disputa cada año con Cuba el primer lugar en el índice mundial de la miseria. Igualaron a Venezuela y Cuba para abajo, convirtiendo al país más rico en el más miserable.
En Bolivia suplantaron la República por el estado plurinacional que resultó ser el narcoestado, liquidaron la riqueza del gas como liquidaron la del azúcar en Cuba y la del petróleo en Venezuela. Bolivia en 2003 cuando derrocaron al gobierno democrático era potencia exportadora y de reservas de gas, dieron el golpe de estado llamándolo “guerra del gas” y como parte de su triunfo terminaron con el gas para convertirse en satélite de la dictadura cubana.
Nicaragua es una finca de los dictadores Ortega/Murillo que asociados con el gran capital de empresarios locales y de operaciones financieras internacionales opacas lo han convertido en el país centroamericano con menor índice de libertad económica por ineficacia, incertidumbre y corrupción. Como en todas las dictaduras la elite es multimillonaria y necesita impunidad.
Por esta realidad, ninguna de las dictaduras tiene apoyo popular, nadie cree hoy en la revolución cubana, en la revolución bolivariana, en la revolución sandinista ni en el proceso de cambio boliviano. Son mentiras que un día fueron narrativa básica del castrochavismo. Solo insisten en foros internacionales que organizan y financian.
Lo más importante para las dictaduras del socialismo del siglo XXI es que no tienen opciones, no tienen posibilidad de conseguir nada que les permita sobrevivir, su final está señalado por su naturaleza y su fracaso. El ejercicio como “estados criminales” que ya ejercen, no es sostenible.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy