Carlos Sánchez Berzaín entrevistado por Marian de la Fuente: El proyecto de las asambleas constituyentes es el mecanismo que utiliza el Socialismo del Siglo XXI o castrochavismo para desestabilizar las democracias. Lo han hecho en Venezuela con Chávez, en Bolivia con Evo Morales en Ecuador con Correa.
El proceso de la constituyente empezó por el precio de un ticket de metro, luego le agregaron el ingrediente indigenista. El 62% de la población chilena ha dicho que no a la constitución castrochavista, en donde son los propios sectores indígenas han dicho que no a esta propuesta.
Los cambios que ha hecho el castrochavismo ha sido siempre para peor, basta ver la miseria de Cuba, Venezuela con 7 millones de exiliados, Bolivia que la han convertido en narcoestado, en Nicaragua han convertido a un centro de terrorismo de estado. La victoria es del pueblo chileno, pero abarca a todas las Américas porque es una victoria a favor de la libertad y la democracia.
El pueblo de Chile ha respaldado la constitución del Presidente Lagos, no es la de Pinochet, porque ha tenido mas de 60 enmiendas. El triunfo del pueblo chileno tiene una grave amenaza ya ejecutada con “éxito criminal” por el Socialismo del Siglo XXI. Se trata de que cuando los castrochavistas pierden como sucedió en plebiscitos con Chávez en Venezuela, con Morales en Bolivia y con Santos en Colombia, cuando sus pueblos les dicen NO, simulan acatamiento y hasta derrota pero imponen su impostura. Chávez perdió el referéndum para reelección indefinida el año 2007 pero la impuso igual y se reeligió hasta su muerte. Morales perdió el referéndum para reelección indefinida el 2016 pero fue candidato el 2019 hizo fraude y escapó.
En Colombia el NO ganó el plebiscito de 2016 sobre los acuerdos de paz con las FARC pero Santos convirtió en política el crimen organizado sin acatar ese mandato. Cualquier forma en la que se intente volver a revisar la Constitución de la República de Chile que acaba de ser ratificada por el pueblo, con cualquier pretexto, argucia o narrativa, es el inicio del camino para burlar la voluntad popular.