Carlos Sánchez Berzaín entrevistado por Napoleón Bravo comenta sobre su último libro «Ensayos sobre libertad y democracia en las Américas» está dedicado a las víctimas de terrorismo de Estado con el que las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua someten a los pueblos; a los presos, perseguidos y exiliados de las Américas, símbolos vivos que señala a los indiferentes como corresponsables de esta infamia. Terrorismo de estado es la comisión de crímenes desde el gobierno para forzar a los ciudadanos a asumir conductas que de otra manera no se producirían.
El libro inicia recogiendo lo que se establece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de que la rebelión es un derecho de los pueblos contra la tiranía y la opresión. Hay dos fracasos en la transición a la democracia: El primero en Bolivia con Jeanine Añez, que ha permitido que vuelva la dictadura castrochavista, con narcoestado, con graves consecuencias, entre ellas el encarcelamiento de la propia Jeanine Añez; el otro es el de Venezuela con Guaidó, que ha perdido el momento histórico. La propuesta del libro es que las dictaduras no se van, se las saca y al respecto, el sistema internacional actual tiene mecanismos para sacar dictaduras, con sanciones inhabilitantes. L
as sanciones que se han impuesto a Cuba no son inhabilitantes, las sanciones tienen que ser globales, hemisféricas. En Latinoamérica tenemos la Carta Interamericana Democrática, el TIAR, la Convención de Palermo, el Estatuto de Roma para crímenes de lesa humanidad. Las sanciones inhabilitantes empiezan por quitar el reconocimiento a las dictaduras, sanciones económicas a bancos que lavan dinero y sostienen economías de dictaduras. El efecto de no aplicar sanciones inhabilitantes es que los pueblos sufren. Las sanciones tienen que ser impuestas por todos los países democráticos. ¿Por qué los países democráticos (como Uruguay, Paraguay, Brasil, Costa Rica, Panamá y otros) mantienen embajadores con Nicaragua, Cuba, Venezuela o Bolivia? Eso es una forma de complicidad que no puede seguir existiendo.
El castrochavismo busca destruir la OEA, por eso ha creado la CELAC, pero la base del Sistema Interamericano es anterior a la Segunda Guerra Mundial. Si el Sistema Democrático Internacional no aplica sanciones para terminar las dictaduras, los pueblos tendrán que recurrir a su legítimo derecho a la rebelión contra la tiranía y opresión. Las dictaduras están debilitadas frente a sus pueblos, no tienen economía, no tienen narrativa, falta que los líderes democráticos cumplan su papel.