4 de marzo del 2021
(Infobae.com) En las dictaduras electoralistas se vota pero no se elige y este es el caso de Bolivia que el 7 de marzo -en elecciones de alcaldes y gobernadores- repetirá el fraude con el mismo padrón electoral que el pasado 18 de octubre sirvió para el colosal fraude que se encubre hasta ahora. En Bolivia se repite lo de Venezuela y Nicaragua donde se ha institucionalizado el “fraude sistémico” y se comete “fraude fáctico”. El padrón electoral de Bolivia está probadamente adulterado con el número de inscritos falsificados para favorecer al oficialismo.
Las elecciones deben ser “libres y justas” y realizarse con vigencia del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales, el estado de derecho, la división e independencia de los poderes públicos y la libre organización política, elementos esenciales de la democracia que no existen en Bolivia. Por el contrario, el régimen manipula jueces y fiscales para dar impunidad a sus miembros, perseguir, inhabilitar y mantener en el exilio a los opositores reales, mientras hace campaña con los bienes del estado, induciendo votación con extorsiones y haciendo votar a fantasmas.
El fraude sistémico, es el fraude institucionalizado en el sistema. La “intervención ilícita en el proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales para de favorecer a algún candidato o partido”, se encuentra en la constitución del estado plurinacional en Bolivia, que es el resultado de crímenes y falsificaciones. Enuncia el “sufragio universal” pero lo elimina al consagrar la “desigualdad de los ciudadanos”, la “discriminación” y la “confrontación”. La estructura del fraude está en las leyes de la dictadura de Evo Morales, el control absoluto de instituciones con el padrón electoral falsificado, inexistencia de igualdad jurídica, autoridades electorales parcializadas con el régimen, ninguna garantía de transparencia y activa coacción dictatorial.
El “fraude electoral fáctico” consiste en “los hechos con los que se realiza la intervención ilícita en el proceso electoral”. Son las “técnicas de fraude”, como la suplantación y la coacción al elector, compra de votos, adulteración de actas, impedir la votación con simulaciones, duplicar identidades, hacer votar a muertos, llenado de urnas, caída de los sistemas de cómputo, ventajas ilegales en gastos y publicidad, manipulación de sistemas, falsificación de firmas o suplantación de voto, manipulación de información y encuestas, intervención del gobierno, persecución de opositores, ocultamiento de evidencias de fraude, denegación de denuncias y mas.
El padrón electoral de Bolivia está inflado en las áreas controladas por el régimen, principalmente rurales con federaciones de cocaleros productoras de coca-cocaína, sindicatos y asentamientos deliberados. El trópico de Cochabamba, los departamentos de Pando, Beni, el este y norte de Santa Cruz, el altiplano de La Paz, Oruro, Potosí y zonas de los valles Chuquisaca, Tarija. Por esto el régimen presentará triunfos fraudulentos casi en todas las gobernaciones y alcaldías rurales, pero perderá en las alcaldías principales La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y donde el control del número de habitantes y de la participación ciudadana es notorio.
La falsificación y “engorde del padrón electoral” se acredita por los hechos siguientes:
1.- El incremento del 99,26% de inscritos y votantes en relación al crecimiento de solo el 22,51% de la población de 2005 a 2019, periodo en que han duplicado los inscritos en el padrón electoral.
2.- En las elecciones generales de 2005 con una población de 9.229.155 habitantes habían 3.671.152 inscritos y votaron 3.102.417. En las elecciones generales de 2009 -luego de mas de 3 años de gobierno de Evo Morales- la población creció a 9.572.893 habitantes un incremento del 3,72%, pero el número de inscritos en el padrón aumentó 40.9% a 4.948.823. Para las elecciones de 2014 los inscritos subieron a 6.243.138 lo que representa un incremento del 70% del padrón electoral con relación al año 2005 con un crecimiento poblacional del 15% pues la población llegó ese año a 10.665.941. Para las elecciones de 2019 el padrón electoral aumentó los inscritos en 99,26% con relación a 2005.
3.-Los datos de identificación de las personas en Bolivia ¡no coinciden con los del padrón electoral! El Servicio de Identificación Personal (Segip) “buscó contrastar el padrón del Tribunal Electoral con su datos” el año pasado, para reducir la posibilidad de fraude electoral en las elecciones 2020 luego del fraude probado en las elecciones 2019. De acuerdo a información del Diario El Deber solo contrastaron 413.082 registros, o sea el 5,6% del padrón electoral por negativa del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Discrepancia entre el número de ciudadanos identificados y el de inscritos en el padrón electoral es fraude.
4.- Organizaciones ciudadanas han solicitado publica e insistentemente al TSE la “auditoria del padrón electoral” y han denunciado fraude en las elecciones de octubre 2019. Los resultados son persecuciones con juicios penales de extorsión como el aplicado al abogado Jorge Valda y un TSE al servicio del régimen.
5.- La absoluta y reiterada negación del TSE a permitir la revisión del padrón electoral y atender solicitudes de investigación lo ha puesto en situación de “desconfianza pública” e incumplimiento de deberes y Transparencia Bolivia ya ha solicitado su procesamiento y destitución por faltas gravísimas, pero el detalle es que eso no sucederá porque no hay jueces imparciales.