(Diariolasamericas.com) El exministro boliviano Carlos Sánchez Berzaín afirmó que uno de los retos más importantes es desmontar el narcoestado instaurado por el líder cocalero, que gobernó durante casi 14 años.
MIAMI.- La renuncia del dictador Evo Morales es apenas un primer paso para el retorno de la democracia en Bolivia. Desmontar la “estructura criminal” que deja el líder cocalero tras casi 14 años en el poder es uno de los grandes desafíos para la oposición en este 2020, año que comienza con “aires renovadores” en ese país sudamericano.
Un conocedor del fenómeno que se vive en esa nación es el exministro boliviano Carlos Sánchez Berzaín, quien desde el exilio y como director del Instituto Interamericano para la Democracia (IID) y columnista de este diario analiza el contexto de una situación que tiende a “normalizarse de manera progresiva”.
“Esto no será de la noche a la mañana”, estimó Sánchez Berzaín.
Según el abogado y analista internacional, el proceso de “desarticulación” del régimen implantado por Morales, de la mano del castrochavismo, “no tiene un plazo definido”, aunque considera que el país va “por buen camino”.
Desarticular el narcoestado
Morales, quien se vio obligado a dimitir el 10 de noviembre pasado luego de confirmarse una serie de irregularidades en los comicios presidenciales del 20 de octubre, arrastra el “lastre” de ser una “pieza importante” —de acuerdo con Sánchez Berzaín— en el llamado “socialismo del siglo XXI”.
El exministro promueve la tesis de que “el rol más importante para Bolivia en el castrochavismo [durante el régimen de Morales] fue que la convirtieron en un narcoestado, incorporado al grupo de países controlados por Cuba e integrado por las dictaduras de Venezuela y Nicaragua”.
Bolivia, que tenía 3.000 hectáreas de cultivos de coca ilegal el año 2003, pasó a contar con cerca de 80.000 hectáreas de esa planta durante el “Estado Plurinacional”, creado por Morales.
Por tanto, a juicio de Sánchez Berzaín, se hace perentorio “desmontar” ese “narcoestado” que sigue vigente a pesar de que “ya no está el narcodictador”, quien se encuentra exiliado en Argentina, desde donde todavía maneja los hilos de su partido político.
“En el trópico de Cochabamba, en la zona del Chapare, Evo Morales tiene asentado su sindicato y federaciones productoras de coca y cocaína, con casi 80.000 hectáreas de coca ilegal, una pista, un aeropuerto internacional que sirve para el tráfico de drogas, una fábrica de urea, otra de papel y todo un complejo industrial disfrazado de legalidad”, aseveró.
Argumentó que “toda esta estructura” fue creada por Morales “para producir cocaína y articularla como el principal eslabón dentro de esta cadena de narcoestados, en donde el narcoestado jefe es Cuba, el operativo más visible es Venezuela, los que coadyuvan en el tráfico de droga son México y Nicaragua, y el productor de cocaína es Bolivia”.
En ese “andamiaje” que plantea el exministro, el dimitente dictador y sus seguidores “están empeñados en recuperar su narcoestado y lo hacen con el disfraz de una lucha política”, lo que está “totalmente alejado de la realidad”, acorde con el abogado.
Otros retos
El esquema instaurado por Morales le permitió tener poderes “casi omnímodos” que la oposición comienza a desarticular con acciones promulgadas por la presidenta encargada Jeanine Áñez.
Días después de su renuncia, la Fiscalía boliviana emitió una orden de aprehensión en contra de Morales por cargos de sedición y terrorismo. También se destaparon hechos sobre malos manejos en empresas e instituciones públicas que salpican la gestión del dictador y de algunos de sus funcionarios más cercanos.
Aun así, Sánchez Berzaín aseguró que Morales tiene la “justicia de su lado”, con “jueces que fueron puestos por él, que son los mismos jueces que declararon que tenía el derecho humano de ser candidato” en las pasadas elecciones.
Asimismo, el exministro recalcó que el Tribunal Constitucional opera “bajo el modelo castrochavista, con la intervención cubana”. De tal suerte, insiste, “eso hay que desarmarlo de a poco y en eso está el proceso”.
Elecciones
La salida de Morales del poder fue sellada por un informe de la OEA en el que quedó claro un fraude electoral que tenía como propósito mantener al dictador de izquierda en la línea de mando del país. Desde antes, miles habían salido a las calles para demandar nuevas elecciones.
Con Áñez en la conducción interina de Bolivia, el siguiente paso consiste en realizar nuevos comicios presidenciales programados para el próximo 3 mayo, que serán coordinados por el recién designado Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Al respecto, Sánchez Berzaín dijo que hay dos tendencias en Bolivia: una que pide “ilegalizar” al MAS [partido de Morales] porque “es el instrumento político de la delincuencia organizada”, y otra que sostiene que es mejor dejarlo participar, “pero yo me inclino por la primera porque creo que el MAS es el ‘caballo de troya’ de la dictadura”.
Para estos comicios se espera la llegada de al menos tres delegaciones de observadores internacionales de instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y otra conformada por organismos electorales de América.
Morales, que tramita un proceso de refugio político en Argentina, ha anunciado una reunión en Buenos Aires el 19 de enero próximo para “elegir” a los candidatos del MAS en las elecciones venideras.
“Todo este proceso es muy dispendioso y peligroso porque la recuperación de la democracia en esta etapa de transición está amenazada por la conspiración permanente del castrochavismo, con Evo Morales desde Argentina, con la complicidad de Cristina Fernández Kirchner y toda la estructura del castrochavismo”, sostuvo.
Regreso a Bolivia
Mientras la democracia boliviana retorna al cauce que pretende la oposición, hoy en el poder, el exministro Sánchez Berzaín afirmó que hay “señales de apoyo y simpatía” que le han mostrado “el camino de regreso” a su país.
Sánchez Berzaín se encuentra asilado en Estados Unidos desde que Morales llegó al poder. “Cuando usted es opositor al régimen, la dictadura le inventa delitos, los jueces llevan adelante procesos, y es una criminalización de la oposición política que se ha expandido por Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros países”, señaló.
En mayo de 2018 una corte federal estadounidense lo absolvió de su presunta participación en un caso de violación de derechos humanos en Bolivia. Sin embargo, todavía “hay algunos procesos pendientes de resolución” ante la justicia boliviana, que fueron promovidos por “Morales y sus jueces” en contra del letrado.
Añadió que “ahora que se están abriendo los tribunales de justicia, que estaban de vacaciones, tendré la posibilidad legal y política de regresar a mi país”.
Entre sus planes, de acuerdo con lo indicado a este medio, Sánchez Berzaín se propone regresar a Bolivia para retomar sus actividades como abogado y político. “Bolivia debe transitar hacia el sistema presidencial parlamentario”, puntualizó.