(Infobae.com) El gran desafío de la transición a la democracia en Bolivia radica en que un Poder Ejecutivo interino con gran legitimidad tiene el mandato de realizar elecciones libres y limpias pero en el marco del sistema dictatorial que no ha cambiado, esto es, con la constitución del régimen, sin estado de derecho, con todos los otros poderes del Estado controlados por la dictadura, con la misma oposición funcional actuando y bajo agresión de terrorismo y conspiración dirigidos desde México por el dictador prófugo. Luego de casi 14 años de detentar el poder en Bolivia, el sistema castrochavista está intacto porque cayó el dictador pero no la dictadura.
El triunfo de la resistencia civil pacífica que llevó a la renuncia de Evo Morales y terminó con su gobierno, no ha dado fin con el sistema dictatorial que empezó ampliando los cultivos de coca ilegal para instalar en Bolivia un narcoestado, no ha tocado la estructura jurídica que suplantando la Constitución Política liquidó la República de Bolivia modificando los poderes Legislativo, Judicial y creando el Electoral para terminar con el estado de derecho, no ha separado del poder a los funcionarios que hicieron desaparecer la división e independencia de los poderes públicos y no ha liberado todos los presos políticos ni permite el retorno de los exiliados.
El régimen de Evo Morales es una dictadura que aplicando el modelo digitado desde Cuba y Venezuela, hizo desaparecer todos los elementos esenciales de la democracia para perpetuarse en el poder:
1.- La violación de los “derechos humanos y las libertades fundamentales” se institucionalizó con “leyes infames” y con la utilización de la justicia para la persecución política, el encubrimiento de la corrupción y la garantía de impunidad.
2.- El “estado de derecho” fue liquidado para imponer y seudo legalizar la voluntad del dictador.
3.- La “división e independencia de los poderes públicos” terminó con la designación de funcionarios prevaricadores y abyectos en servicio total al dictador.
4.- Las “elecciones libres y limpias” fueron suplantadas por la “dictadura electoralista” en que “se vota pero no se elige”.
5.- La “libre organización social y política terminó estableciendo en su lugar la “oposición funcional”.
La renuncia y caída de Evo Morales marcó el comienzo del proceso de transición a la democracia que tiene una primera etapa bajo la dirección de la Presidenta Constitucional Interina Janine Añez y su gobierno, con la tarea de celebrar elecciones libres y limpias a la brevedad posible y asumir medidas urgentes de mantenimiento de la seguridad. No es un gobierno de gestión ordinaria, tiene un mandato específico: elecciones libres y limpias, al que se agregó la atención de lo urgente, lo imprescindible, el orden interno frente al ataque del terrorismo y el narcotráfico dirigidos por el dictador prófugo y el sistema de crimen organizado transnacional que lo manipula.
La segunda etapa de la transición a la democracia estará a cargo de las autoridades que sean elegidas en esa elección cuya fecha aun no ha sido determinada y que se espera suceda alrededor del mes de abril de 2020. Un nuevo Presidente Constitucional con un nuevo Poder Legislativo deberán comenzar el desmontaje del aparato dictatorial para restaurar la República. Transparentar la realidad económica del país, reponer un Poder Judicial independiente, institucionalizar autoridades del Banco Central, Contraloría General, entidades de control y regulación. El gobierno de Bolivia del periodo 2020 al 2025 es el de la transición de fondo. Su plan de gobierno está fijado por la historia y no es otro que poner en vigencia los elementos esenciales de la democracia evitando la impunidad.
La amenaza contra el retorno real y efectivo a la democracia en Bolivia es que en la primera etapa de la transición -que comprende desde la salida del dictador hasta la elección de nuevo Presidente, senadores y diputados- se produzca solamente un maquillaje para que los mismos detentadores del poder y opositores funcionales de los últimos 14 años, se reciclen. La dilación en activar este proceso electoral de emergencia, puesto además en manos de la mayoría legislativa del dictador prófugo, amenaza con producir algo así como la transición de la dictadura de Trujillo a Balaguer en República Dominicana, cambiar todo para que nada cambie.
El objetivo de la transición de la dictadura a la democracia en Bolivia es la restauración de la República y de todos los elementos esenciales de la democracia, incluyendo la renovación de liderazgos y candidatos que integran la dictadura por participación directa o como opositores funcionales. Hasta tanto no habrá terminado la dictadura.