(Infobae.com) La lucha por la libertad y la democracia en Venezuela ha pasado del estancamiento a la clara ventaja a favor de la dictadura que ha logrado retornar a la «negociación» como parte de la estrategia de las dictaduras castrochavistas para retener el poder. La iniciativa de Noruega que continúa en Barbados favorece a la dictadura y es una trampa con la que -simulando concesiones- el régimen continuará detentando el poder sin que cese la usurpación ni exista gobierno de transición hasta realizar «elecciones en dictadura».
La estrategia básica de las dictaduras del castrochavismo en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, resultante de los exitosos 60 años de mantenimiento criminal del poder por la dictadura de Cuba, consiste en «resistir, desestabilizar las democracias, politizar su situación y negociar«.
La realidad objetiva demuestra que en Venezuela el régimen ejerce el poder de facto y lo retiene cometiendo toda clase de crímenes para aterrorizar a la población, desorganizar la oposición y disuadir a los aliados de la democracia. Es evidente el incremento de conflictos y acciones de desestabilización social y política en los países que presionan a las dictaduras. La delincuencia organizada que dirige e integra la dictadura venezolana ha reforzado acciones para presentar sus crímenes como hechos políticos, socialistas, revolucionarios e incluso de defensa del gobierno legal. Como siempre, la dictadura logra «negociación».
El diálogo o negociación ya han causado el daño inicial de restituir la condición de «sujeto internacional» al régimen de Nicolás Maduro declarado como «usurpador» y disimular la ocupación de Cuba, además de poner en duda la condición de «Presidente y Jefe de Gobierno» de Juan Guaidó, quien es aceptado solo como Presidente de la Asamblea Nacional.
Ver a Guaidó justificando una negociación por mediación de Noruega -que no lo reconoce como Presidente Encargado de Venezuela- recuerda la gestión de Cuba en la negociación de las FARC con Colombia, donde la dictadura cubana fungió como imparcial pese a su conocida asociación ilícita con la narco guerrilla hoy transformada en partido político, con resultados obvios.
Es muy peligroso que la negociación no esté dirigida al reconocimiento del Presidente Juan Guaidó, ni al retiro de la dictadura o al cese de la usurpación y menos al establecimiento de un gobierno de transición que reponga las condiciones mínimas de democracia para elecciones libres y limpias con garantía de «estado de derecho».
La negociación conduce a que Maduro continuará detentando el poder hasta que con algunos retoques se garanticen «elecciones en dictadura» entre noviembre de este año y marzo del próximo, en las que Maduro no será candidato, pero el régimen si participará como partido político legitimado y que poniendo de candidata a la hija de Hugo Chávez y todo el dinero del crimen, incluso podría ganar a una oposición dividida y derrotada en la negociación.
De esta manera Maduro se quedará en el poder un año mas, no será candidato, entregará el mando presidencial a su sucesor y habrá garantizado su impunidad y la de su grupo criminal, que si no gana las elecciones pactadas, habrá quedado como fuerza política que impida gobernar, que proteja al castrochavismo y se encargue que en el corto plazo el nuevo gobierno periclite. Pasar de organización criminal a grupo político con poder e impunidad.
En este contexto Guaidó nunca habrá sido Presidente Encargado y el reconocimiento internacional de mas de 50 países será el bochorno mas notable de la historia. La Ley para la Transición a la Democracia y su equivocada agenda de «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres» demostrará haber impedido expresamente que Guaidó forme el gobierno de transición y ejerza el poder para terminar con la usurpación. Venezuela continuará siendo un narco estado y los grupos criminales pasaran a ser «militancia» del legitimado partido de la dictadura. Algo así como haber permitido en Alemania el retiro negociado de Hitler y el mantenimiento del partido nazi.
Así, Venezuela no saldrá de su crisis, millones de venezolanos no regresarán a su país, el castrochavismo habrá asegurado su permanencia criminal disfrazada de política en las Américas, cuyos países continuarán bajo amenaza del grupo de delincuencia organizada transnacional conducido por la dictadura de Cuba. La negociación como parte de la estrategia castrochavista y buena trampa, habrá logrado el cambio para que nada cambie.