(Infobae.com) Cuando Lenin Moreno Garcés asumió como Presidente de Ecuador el 24 de mayo de 2017 era el continuista de los mas de 10 años de Rafael Correa que había hecho de Ecuador una «dictadura del socialismo del siglo XXI» o castro-chavismo. Correa dio a Moreno un país sin estado de derecho, sin división ni independencia de poderes, sin libertad de prensa, con persecución judicializada, con presos y exiliados políticos, corruptela, narcotráfico, relaciones terroristas y crisis. En menos de dos años el Presidente Moreno ha cambiado drásticamente las condiciones y lidera un «gobierno de transición» en un país que ahora necesita un «Pacto Nacional» de políticas de estado.
El año 2012 el ex Presidente de Ecuador Osvaldo Hurtado publicó su libro «Dictaduras del Siglo XXI el caso Ecuatoriano», en el que denunció la dictadura de Rafael Correa. Demostró que «Hugo Chávez en Venezuela desde 1999, Evo Morales en Bolivia desde 2006, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua desde 2007», «accedieron al poder mediante el voto libre de los ciudadanos, pero una vez instalados en el gobierno se las arreglaron para, a través de sucesivos mini golpes de estado, desconocer el orden jurídico bajo el cual fueron elegidos y conformar un sistema político contrario a los principios democráticos».
Transición es «la acción y efecto de pasar de un estado a otro distinto» e implica cambio. Un gobierno de transición a la democracia encara «un proceso de transformación de las reglas, de los mecanismos de la participación y de la competencia política» para devolver los elementos esenciales y las condiciones generales de la democracia. Este es el rol asumido por Lenin Moreno en Ecuador, que sin que nadie lo esperara ejecuta un plan de gobierno que nunca ofreció pero que los ecuatorianos demandaban. El precio que paga Moreno es una brutal campaña de desprestigio por parte de los afectados, Correa y sus cómplices.
De Lenin Moreno, con elecciones señaladas de fraude de por medio, se esperaba o un mandato continuista y obsecuente a Correa, o un mandato breve con sucesión a su Vice Presidente Jorge Glas, para lo mismo. Nada de esto aconteció pues Moreno optó por la defensa y reivindicación de los principios y valores de la libertad y la democracia e inició y ejecuta un proceso de desmantelamiento de la dictadura para la restitución de la institucionalidad, el estado de derecho, la independencia de poderes, la justicia independiente, la libertad de prensa y mas.
El dictador ya no está pero el aparato de la dictadura existe y es aún muy fuerte porque tiene mucho poder y recursos con los que busca impunidad y retomar el poder. La transición a la democracia que lidera Lenin Moreno afecta muchos intereses y amenaza la libertad y los patrimonios mal habidos de quienes con Rafael Correa a la cabeza cometieron gravísimos delitos, incurriendo prácticamente en todos los tipos penales, con alevosía y reincidencia de dominio público.
En este escenario, el poder del Presidente Moreno con la conspiración permanente de Rafael Correa y sus operadores es limitado y permanentemente amenazado, mas cuando alguna oposición no correista parece inclinada a tratar la gestión de Moreno como si fuera una prolongación del régimen dictatorial, atacando al líder de la transición con hechos de los que está liberando a Ecuador.
Los problemas de Ecuador son múltiples, pero en una transición los dos temas esenciales como lo demostraron los Pactos de la Moncloa son el marco jurídico y político para la restauración de la democracia y la economía. Correa ha dejado a su país con normas y funcionarios de un sistema dictatorial establecido para oprimir, delinquir y encubrir con falacias legales, pero lo ha dejado también en una situación económica de crisis con endeudamiento extremo, corruptela y desarrollismo. Resolver estos temas para volver a la normalidad debería ser «Política de Estado» o sea «estrategia central del país».
Un pacto nacional es un gran acuerdo de todos los actores democráticos, gobierno y oposición, sobre los principales problemas nacionales que deben ser consensuados y tratados como «Políticas de Estado» que no cambian independientemente de la ideología o posición de los partidos que asuman el poder. Los Pactos de la Moncloa permitieron la transición de la dictadura a la democracia española y son un ejemplo a tomar en cuenta para un consenso necesario, hasta urgente y que no toca las ideologías sino la sobrevivencia.