(Infobae.com) Por su situación geopolítica y los desafíos regionales Colombia es hoy centro de definición de intereses vitales para las Américas. Su condición limítrofe con Venezuela, la producción de cocaína que ha superado todo límite, las guerrillas narcoterroristas vinculadas a la política y la amenaza de la acotada pero peligrosa organización dictatorial castrochavista que somete a Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua son problemas para Colombia y para la región. Las condiciones políticas y personales del presidente electo Iván Duque integran un momento histórico que ubica a Colombia en la responsabilidad de liderar la recuperación y consolidación de la democracia en América Latina.
Entre los peligros para las Américas están el narcotráfico, el terrorismo, el crimen organizado y la inseguridad ciudadana, que son precisamente las actividades que los regímenes castrochavistas de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia promueven, administran y utilizan para mantenerse indefinidamente en el poder.
Se reconoce la condición de narcoestados de Venezuela con Maduro y de Bolivia con Morales y la actividad narcoterrorista de las FARC y otros grupos sustentados y defendidos por los regímenes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. La producción de cocaína en el mundo ha crecido exponencialmente con el proceso de paz con las FARC en Colombia llegando alrededor de 200.000 hectáreas de plantaciones de coca, y mas de 70.000 hectáreas con Evo Morales y sus sindicatos cocaleros detentando el gobierno en Bolivia.
Mientras Evo Morales a nombre del grupo dictatorial acusaba en las Naciones Unidas en Abril de 2016 a la lucha contra el narcotráfico como «instrumento de intervención del imperialismo norteamericano», el aumento de cocaína en Colombia y Bolivia inundaba de droga las Américas disparando la prevalencia de consumo en países como Argentina, Brasil, Chile, México, Salvador, Honduras, Guatemala y mas, desarrollando carteles, maras, pandillas y otras formas criminales, creciendo la inseguridad ciudadana y forzando la migración.
La crisis humanitaria de Venezuela es un problema para toda la región, con especial presión en Colombia constituida en vía de salida y destino de cientos de miles de venezolanos. La migración forzada es alentada por la dictadura de Maduro que repite la técnica castrista aplicada reiteradamente en Cuba, con el triple propósito de debilitar la resistencia interna, producir un flujo de remesas enviadas por los exiliados y manipular el poder de negociación que adquiere con la oferta de frenar la diáspora.
El siglo XXI en las Américas está marcado por el cambio del eje de confrontación de izquierda-derecha al de dictadura-democracia, con el liderazgo de América Latina en manos de Hugo Chávez y luego de Fidel y Raúl Castro. La Cumbre de las Américas de Panamá 2015 marca el momento de mayor éxito de las dictaduras sobre la democracia, que se revierte progresivamente con hitos como el retorno de la OEA a sus principios con el Secretario Almagro, el triunfo Macri en Argentina, la destitución de Rousseff y la cárcel a Lula por corrupción en Brasil, los efectos aún parciales del escándalo «lava jato», la liquidación económica de Venezuela, el cambio de política exterior de Estados Unidos frente a Cuba y las dictaduras, la Cumbre de las Américas de Lima 2018, la restauración progresiva de la democracia en Ecuador con Moreno, el triunfo electoral de Duque en Colombia.
La reciente reunión del Foro de Sao Paolo en La Habana es el último y fallido esfuerzo de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia para tratar de mantener su careta política de «fuerzas de izquierda y progresistas» en un momento en que la región y el mundo los señala como sangrientos «regímenes de crimen organizado transnacional» que violan a diario los derechos humanos.
América Latina afronta un momento en que la terminación de las dictaduras es un imperativo inherente a la paz y seguridad internacionales. La complejidad de batallas que aguardan van desde mas sanciones, aplicación de la Convención de Palermo, gestiones diplomáticas oportunas, amenazas creíbles, hasta acciones colectivas. Esta resolución histórica necesita un liderazgo latinoamericano apoyado por las democracias de la región y del mundo, que por razones geopolíticas y de interés común dirigen hoy su mirada al nuevo Presidente de Colombia.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy