Carlos Sánchez Berzain
17 de Octubre de 2016
(Diario Las Américas) Cuando el 17 de octubre de 2003 las acciones criminales lideradas por el dirigente cocalero Evo Morales y la traición de Carlos Mesa forzaron la renuncia del Presidente Constitucional, Bolivia era una República independiente fundada en la “nación boliviana”, vivía en democracia desde 1982 con alternancia en el poder, con libertad de prensa, con división e independencia de poderes, con cortes electorales imparciales, con estado de derecho, con Fuerzas Armadas institucionalizadas, con políticas de estado en el ámbito económico, educativo, social y de lucha contra el narcotráfico, con instituciones independientes, luchando para salir del subdesarrollo. Trece años después, es una dictadura del socialismo del siglo XXI en crisis y narcoestado plurinacional.
República es un “sistema político que se funda en el imperio de la ley, en la igualdad ante la ley como freno al poder, al gobierno y a las mayorías, en el que la máxima autoridad cumple funciones por un tiempo determinado y es elegida por los ciudadanos”. Nación es “una comunidad humana con características históricas, de tradiciones y cultura compartidas, en un mismo territorio y Estado, se trata de una “concepción política entendida como el sujeto en el que reside la soberanía del Estado”. La “nación boliviana” es la identidad política y sociológica que une a todos los habitantes de Bolivia –bolivianos- por el mismo origen territorial, por el mestizaje de mas de 500 años, es una identidad fundada en los vínculos culturales, de lengua, costumbres, religión y la historia comunes. Es el proceso político-social iniciado en 1952 con la Revolución Nacional que incorporóa la ciudadanía a todos los bolivianos reconociéndolos como ciudadanos en democracia con el voto universal, la reforma agraria, la educación gratuita y obligatoria.
Octubre de 2003 fue solo el comienzo de la ejecución del plan para acabar con la República y destrozar la Nación Boliviana. Para eso los conspiradores triunfantes en el gobierno se otorgaron ellos mismos “amnistía” (decretos supremos 27234 y 27237) por los delitos que cometieron en la sedición, conspiración y derrocamiento, excluyéndose de toda investigación y convirtiéndose en acusadores. Luego enjuiciaron y persiguieron al Presidente, ministros y alto mando militar constitucionales, como primer paso para terminar con el sistema político de la democracia. Desde entonces y con diversos pretextos han criminalizando la política y judicializando la represión contra todos los líderes políticos, cívicos, indígenas, periodistas y ciudadanos que consideren oposición real. Hoy existen mas de 1.200 exiliados y decenas de presos políticos bolivianos. En su gobierno Evo Morales es responsable por mas de 20 masacres en las que no tiene “amnistía” como la que lo ampara por octubre de 2003.
La Constitución Política que solo permitía su “reforma parcial”, fue violentada para convocaruna Asamblea Constituyente, y cuando ésta se celebró nolograron los votos ni texto que necesitaban para liquidar la República de Bolivia y la Nación Boliviana. Entonces cometieron “usurpación de funciones” y “suplantación constitucional” con la Ley 3941 de 21 de octubre de 2008 por la que redactaron su nueva constitución en comisión secreta y la aprobaron en el Congreso Ordinario arrogándose la facultad de “realizar los ajustes necesarios…por ley especial del Congreso”!! El criminal texto de la ley 3941 es la mejor prueba de la nulidad de la constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, en base a la que el socialismo del siglo XXI institucionalizó la dictadura de Evo Morales.
La constitución del Estado Plurinacional, liquidó la República e impostó 36 naciones para dividir la Nación Boliviana y acabó con las instituciones de la República cambiándoles el nombre para cesara sus componentes: la Corte Suprema de Justicia fue reemplazada por el Tribunal Supremo de Justicia, la Corte Nacional Electoral por el Tribunal Supremo Electoral, el Tribunal Constitucional por el Tribunal Constitucional Plurinacional y de esta manera digitaron sus miembros, terminando con la “división e independencia de los órganos del poder publico” y el “estado de derecho”. El terrorismo de estado judicial y el fraude electoral son los frutos. Es el modelo previamente aplicado en Venezuela que ha hecho de Bolivia un satélite de la órbita castrista.
Los mismos conspiradores de octubre de 2003, cosecharon la estabilidad económica y la capitalización social legada por los derrocados, se beneficiaron del boom de las materias primas, aplicaron el desarrollismo populista del modelo chavista, institucionalizaron la corrupción y la impunidad convirtiéndose en nuevos ricos con palos blancos como dueños de empresas y medios de comunicación. Llevaron al país a la crisis económica que la dictadura ya acepta. Hoy Bolivia –entre otros logros de los sediciosos del 2003- importa 140% mas alimentos que hace 10 años, tiene el peor puesto en Sudamérica en el índice hambre, es sub campeón mundial de corrupción según el Foro Económico Mundial, ha colapsado su producción de gas, han otorgado mas beneficios que nunca a las transnacionales petroleras, tiene la deuda externa e interna récord de la historia, no tiene inversión externa, no existe independencia del Banco Central, digita políticamente los indicadores económicos, es “una satrapía del imperio chino”.
Evo Morales el exitoso sedicioso del 2003, líder perpetuo de los cocaleros y jefe del estado plurinacional defiende airadamente en la ONU y donde puede a la coca y al narcotráfico. Sostiene que “la lucha contra el narcotráfico es un instrumento del imperialismo”, ha incrementado mas de quince veces los cultivos de coca ilegal. Todos los países vecinos tienen que defenderse de la creciente amenaza de la droga que se exporta desde el estado plurinacional calificado como “narco estado”