Carlos Sánchez Berzaín
19- de septiembre de 2016
(Diario Las Américas) La estrategia de los regímenes de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua de presentarse como democracias ha sido derrotada con la prueba de las suplantaciones constitucionales, la inexistencia de estado de derecho, la violación institucionalizada de derechos humanos y libertades fundamentales, el control de todos los poderes del estado, la judicialización de la represión política, la existencia de presos y exiliados políticos, el fraude electoral y la violación de la libertad de prensa. Conforme se agravan las crisis a las que han llevado a sus pueblos, estas dictaduras que se establecieron a partir de la toma del poder por elecciones, se acercan mas al modelo militar de la dictadura cubana. Como ya sucede con Venezuela, la dictadura militar se ha planteado como la fase final del socialismo del siglo XXI.
La “dictadura es la forma de gobierno en la que se concentra todo el poder en una persona o en una élite”, no hay división de poderes, se ejerce el poder arbitrariamente, no existe estado de derecho, se violan los derechos fundamentales y la oposición no tiene opción de llegar institucionalmente al poder. Una “dictadura militar” es “una forma de gobierno autoritario que tiende al totalitarismo, en la cual en mayor o menor grado los órganos del poder público y sus instituciones son controladas por miembros de las fuerzas armadas que impiden cualquier forma de control democrático”. La dictadura militar está caracterizada por la condición militar de los individuos que ejercen el poder e históricamente por la forma violenta en la toma del gobierno.
El régimen castrista de Cuba es la única dictadura militar que sobrevive a la guerra fría en las Américas, luego del cambio del paradigma de la seguridad nacional y de la disolución de la Unión Soviética. Al comenzar el siglo XXI la dictadura militar castrista parecía destinada a su inminente desaparición, pero el auxilio de Hugo Chávez –el militar golpista que llegó a la Presidencia de Venezuela por elecciones- la salvó de su “periodo especial” y le permitió recrear su proyecto de expansión regional con tanto éxito que luego de la muerte de Chávez, Cuba lidera políticamente la región. Por la acción política de la dictadura militar de Cuba, América Latina ha sufrido -en lo que va del siglo- el deterioro y la amenaza de su sistema democrático que parecía consolidarse a fines del siglo XX. Se ha expandido la dictadura a costa de la democracia.
Por la inspiración marxista y las características estatistas, autoritarias y centralistas, sumadas a la exorbitante corrupción, narcotráfico incluido, el modelo económico castrista ha llevado y lleva a los países de su órbita a crisis económicas, políticas y sociales irreversibles. La crisis ha servido para quitar el disfraz de democracia a las dictaduras del socialismo del siglo XXI, ha generado condiciones para que los pueblos reaccionen y se empoderen en la lucha por recuperar su libertad y retornar a la democracia. La mas importante de esas crisis se vive hoy en Venezuela donde la naturaleza dictatorial del gobierno de Nicolás Maduro ha sido probada y certificada por la activación de la Carta Democrática Interamericana en base al informe Almagro.
El pueblo venezolano reclama el derecho a que se convoque en el año 2016 al referéndum revocatorio que ciertamente terminaría con el gobierno de Maduro, pero la posición castrista es la de resistir a toda costa, porque a ellos les ha funcionado. Las dictaduras no toman el poder para dejarlo, su objetivo fundamental es el ejercicio indefinido del gobierno como lo hacen los dictadores Castro en Cuba desde hace mas de 57 años, y es por eso que han puesto en ejecución en Venezuela, la fase superior del socialismo del siglo XXI que es el establecimiento de una dictadura militar, como la de Cuba, que se funda únicamente en el “control efectivo del poder”. Lo que para los dictadores es la fase superior de su sistema de opresión, es simplemente la fase final o terminal de sus abusos.
Venezuela vive hoy el proceso de pasar a esa fase del socialismo del siglo XXI, que consiste en ser convertida en una dictadura militar. Por eso el general Padrino cogobierna con Maduro, o tal vez sobre Maduro; por eso frente al rechazo de cerca del 90% del pueblo venezolano a Maduro, son los militares los que se han hecho cargo de la economía y del control de alimentos y artículos esenciales para la malograda vida de los venezolanos; por eso se alienta en Venezuela la opción de abandonar la Patria con un resultado de que el 60% de los venezolanos quieren irse de su país (casi como los cubanos si estos pudieran ser encuestados); por eso los militares con vinculaciones al narcotráfico permanecen impunemente en sus mandos; por eso además de militares, se permiten grupos para militares que son simplemente mafiosos.
El castrismo quiere, que si hay referéndum revocatorio en Venezuela, éste se haga el 2017 para que el vice presiente de Maduro se quede al mando. Ese sucesor será ciertamente un militar. La dictadura cubana sabe que una dictadura solo se sostiene por la fuerza y que para mantenerla ahora en Venezuela y luego en Ecuador, Bolivia y Nicaragua, los elementos de reemplazo deben ser miembros de esa fuerza. De esta manera evitan además el peligro de acciones militares de restauración democrática. La diferencia entre que la dictadura militar sea la fase superior o fase final o terminal de las dictaduras del socialismo del siglo XXI, está por verse.