Carlos Sánchez Berzaín
27 de junio de 2016
(Diario Las Américas) El informe del secretario general de la OEA para activar la Carta Democrática Interamericana respecto al Gobierno de Venezuela, las torpes maniobras para impedir que se trate el tema, el voto de 20 países por la consideración del asunto, con solo 12 en contra y dos abstenciones, y el desarrollo de sesión del Consejo Permanente de la OEA, el pasado 23 de junio, que ha activado la Carta, han dejado claro que el régimen venezolano de Nicolás Maduro y los similares de Ecuador, Bolivia y Nicaragua no son democracias. La histórica acción de Luis Almagro ha logrado ya que Venezuela y las otras dictaduras del socialismo del siglo XXI pierdan su disfraz de democracia.
Los antecedentes de hace solo unos días en la 46 Asamblea General de la OEA, que se reunió en República Dominicana, mostraban que el grupo no democrático, organizado por Castro y Chávez, que ha terminado denominándose socialismo del siglo XXI, estaba aún en control de la mayoría de los votos en la organización, pues tuvieron la prepotencia de agredir al Secretario General promoviendo una resolución sumando 19 votos. Todo hacía prever que con ese apoyo, denominado como los “votos de la vergüenza”, que además son resultado evidente de diversas formas de “corrupción”, el castrismo desde fuera de la OEA terminaría tan rápida como inmoral e ilegalmente con la acción del secretario Almagro para activar la Carta Democrática respecto a Maduro y su régimen.
En un día, el Gobierno de Venezuela, su centro neocolonial castrista y sus socios de grupo y de modelo Ecuador, Bolivia y Nicaragua, fueron derrotados por lo menos tres veces. La primera cuando pretendieron que el Consejo Permanente de la OEA no tratara la petición del Secretario General, y llevando el asunto a votación fueron rechazados por 20 votos, sufriendo la división de su principal herramienta el Petrocaribe y una prudente distancia de otros gobiernos. La segunda cuando la ministra de exteriores de Venezuela acusó al Secretario General de la OEA de pretender dar un golpe de estado a Maduro, haciendo un ridículo papelón en un foro tan importante, al repetir las consignas dictatoriales que imponen a los indefensos ciudadanos bajo su poder. La tercera, porque la Carta Democrática Interamericana ya está activada, la reunión del Consejo Permanente escuchando y considerando el informe de Almagro, ha puesto ya en marcha el documento que vela por la democracia, ha iniciado el procedimiento y mecanismos contenidos en el artículo 20 del mismo.
Pero hay una derrota mas grave e irreversible y es que las dictaduras del socialismo del siglo XXI “han perdido definitivamente su disfraz de democracia”. Si alguien creía o simulaba que Venezuela es una democracia, está perdido y refutado luego de que el Consejo Permanente aplicó la Carta con la recepción del informe del Secretario General y posteriores actos. Los hechos descritos y demostrados en el informe de Almagro, con prueba preconstituida y de conocimiento público mundial, ya son irreversibles. Nadie duda de la violación de derechos humanos, la existencia de presos políticos, la ausencia de división e independencia de los poderes públicos, la persecución política, el exilio, la manipulación, etc. Frente a eso la defensa dictatorial sólo es de consignas y está tan debilitada que ya ni esgrime el antiimperialismo estadounidense, porque no puede hacerlo con un enviado especial hablando con el dictador. Ante tal debilidad, ya ni el soborno petrolero alcanza porque se ha hecho muy evidente.
Los gobiernos que aún respaldan a las dictaduras del siglo XXI han resultado ser Antigua & Barbudas, Dominica, El Salvador, Granada, Haití, República Dominicana, San Cristobal & Nieves, San Vicente y las Granadinas. Los que se abstuvieron Trinidad Tobado y Santa Lucía. Es posible que luego de escuchar el informe de Almagro sobre Venezuela y darse cuenta que todo el mundo lo conoce, les toque un poco de respeto por sus patrias y sus pueblos que los haga respetar los principios, valores y obligaciones de libertad y democracia. En todo caso son los pueblos de estos países los que preguntarán ahora por qué brindan un apoyo fuera de toda razón y legalidad. Los órganos legislativos de los países que quedaron entre los votos de la vergüenza tienen tarea de fiscalización urgente.
Los regímenes de Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua han perdido junto con el de Nicolás Maduro su disfraz de democracia. Los jefes de esos gobiernos saben que el informe de Almagro sobre Venezuela es sólo el primer capítulo de un expediente regional del que forman parte, porque igual, o en algunos casos peor que en Venezuela, violan los derechos humanos, controlan todos los poderes del estado, utilizan la justicia como mecanismo de represión política, tienen presos y exiliados políticos, violan la libertad de prensa y de expresión, atentan contra la propiedad privada, tienen a la corrupción como elemento esencial de sus gobiernos, están señalados por el tema del narcotráfico……son sólo la aplicación en el siglo XXI del fallido modelo estalinista de la dictadura castrista de Cuba que los ha creado, los ha estructurado y los dirige.
El modelo dictatorial con disfraz de democracia que crearon Chávez y Castro en base a la prebenda, al petróleo, al dinero y a la corrupción se acaba. La libertad y la democracia recuperan espacios que nunca debieron perder. La Carta Democrática Interamericana está activada, la OEA se recupera, tiene un extraordinario secretario general. Es inevitable que el pueblo venezolano tenga referéndum revocatorio antes de fin de año. Castro, Correa, Morales y Ortega saben que ya no engañan a nadie, la crisis los acosa. Las dictaduras del siglo XXI van perdiendo el poder y pronto tendrán que dejar el gobierno, han perdido su disfraz de democracias.