Carlos Sánchez Berzain
11 de abril de 2016
Para construir la “nación boliviana” buscando la “liberación del pueblo boliviano” mediante la “alianza de clases”, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) inició la “Revolución Nacional” el 9 de abril de 1952, que estableció como medidas fundamentales el “voto universal” (iguales derechos políticos a todos los hombres y mujeres para que sean “ciudadanos”), la “reforma agraria” (que esos ciudadanos sean “propietarios”), la “nacionalización de las minas” (estado nacional” e “independencia económica) y la “reforma educativa” (acabar con el analfabetismo y educación para todos). La Revolución Nacional Boliviana está siendo desmantelada por la “contrarrevolución de Evo Morales”.
La “nación boliviana” es la gran meta de reunir en una sólida identidad política y sociológica a todos los habitantes de Bolivia por el mismo origen territorial y como resultado de un proceso de mestizaje de mas de 500 años, forjar una identidad en función de los vínculos culturales, de lengua, costumbres, religión y la historia comunes, de manera que la nación como base social de estado coincida con éste por el sentimiento de Patria. La “liberación del pueblo boliviano” es el objetivo permanente por el que los habitantes empoderados como ciudadanos deben tener libre determinación y oportunidades en democracia y estado de derecho; y la “alianza de clases” es el planteamiento ideológico de unidad de los bolivianos en contraposición a la “lucha de clases” planteada por los movimientos marxistas que buscaban e insisten en “internacionalizar” la lucha.
Con el voto universal (21 de julio de 1952) se otorgó el derecho a las mujeres, indígenas, analfabetos, a todos los bolivianos, reconociendo igualdad y ciudadanía. Antes de la reforma agraria (2 de agosto de 1953) en Bolivia el 4,5% de la población era propietaria del 70% de la tierra agrícola, con un sistema de servidumbres personales, el 40% de las importaciones del país eran de alimentos. Sólo el 25% de la población cursaba estudios primarios y el 68% eran analfabetos, por lo que se hizo la Reforma Educativa (1953-1955). Un país cuyos dos tercios de su población era rural, marginada, sin educación, sin propiedad y sin futuro. En transformar eso consistió el “cambio profundo de las estructuras políticas y socioeconómicas de la comunidad nacional” que es la Revolución Nacional boliviana.
La Revolución marcó una política de estado sólo alterada por momentos que la guerra fría produjo en la política nacional. En 1985, Bolivia llegó a una inflación del 20.560% (veinte mil quinientos sesenta por ciento) y el presidente Víctor Paz Estenssoro puso en marcha la “segunda etapa de la Revolución Nacional”, frenando la hiperinflación con la nueva política económica e iniciando la lucha contra el narcotráfico. De 1993 a 1997 y de 2002 a 2003 el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada lideró la “tercera etapa de la Revolución Nacional” con la “participación popular” (más que descentralización municipal con asignación directa de recursos para democratizar el poder), una nueva “reforma educativa”, la “capitalización social” (aumento de capital por inversionistas privados en las empresas estatales y transferencia de la parte estatal al pueblo boliviano), el “bonosol” (renta anual vitalicia para todos los bolivianos a partir de sus 65 años), el “seguro universal materno infantil” (servicio médico igualitario y gratuito para todas las mujeres embarazadas y para los niños), exitosa “lucha contra el narcotráfico” (erradicación de coca ilegal, desarrollo alternativo y combate al crimen), “institucionalización” (Banco Central y sistema regulatorio independientes), y muchas medidas más.
Un proceso político transnacional -imperceptible al principio y subestimado luego- nació de la alianza el dinero venezolano malversado por Hugo Chávez y la dictadura de Fidel Castro. Recrearon el foquismo de los sesenta mutándolo en populismo electoralizado, aprovecharon la crisis económica regional de principios de siglo, se expandieron por la región y llegaron a tomar control de Bolivia con su operador Evo Morales, quien pese a ser beneficiario directo de la Revolución Nacional como boliviano mestizo cocalero, se hizo enemigo de la liberación del pueblo boliviano por la agenda de Castro y Chávez y por su condición de “líder máximo y perpetuo de los cultivadores de coca ilegal del Trópico de Cochabamba” integrados a la producción de cocaína.
Contrarrevolucionario es quien “intenta revertir total o parcialmente los resultados de una revolución”. Evo Morales es jefe de la contrarrevolución en Bolivia: ha liquidado la República por el “estado plurinacional”; desconoce la “nación boliviana” suplantándola por lo plurinacional con más de 30 naciones con fines de división; destruye la nación boliviana con enfrentamientos, ampliando la lucha de clases a la lucha de razas (es racista), de regiones, de géneros, de generaciones, de gremios; ha intervenido la educación boliviana con cubanos, arrogándose falsamente la meta ya lograda antes de acabar con el analfabetismo; ha concentrado el poder terminando con la democracia; usa la justicia para la represión política; ha renegado de ser boliviano mestizo y simula ser indígena; está entregado a un proyecto extranjero antiboliviano y neocolonial; incrementa y defiende los cultivos de coca ilegal; realiza entreguismo económico a extranjeros; con fraude y manipulación electoral desconoce el voto universal; corrupción institucionalizada; no hay igualdad ciudadana. El pueblo llama “robolución” a la contrarrevolución de Evo Morales.