Carlos Sánchez Berzaín
25 de noviembre de 2015
(Diario Las Américas) La elección de Mauricio Macri como presidente de Argentina, luego de una extraordinaria campaña fundada en el cambio, en la recuperación los principios y valores de la libertad y la democracia, es un punto de inflexión en la vida y el futuro de los pueblos de la región. El triunfo de “Macri y Cambiemos” tiene efectos hemisféricos porque derrota al socialismo del siglo XXI, a los dictadores, a los estatistas, a los gobiernos autores y cómplices de la destrucción de la democracia en América Latina. Mauricio Macri emerge como el nuevo líder latinoamericano que los pueblos esperaban.
Desde que Hugo Chávez se asoció con Fidel Castro y pusieron en marcha su proyecto transnacional -con el dinero del petróleo venezolano y la metodología de la dictadura cubana- los pueblos de América Latina quedaron expuestos y víctimas a la pérdida de sus democracias por la ruptura institucional, el derrocamiento de gobiernos democráticos, la suplantación de las constituciones, el avasallamiento de los derechos y libertades fundamentales, las violaciones de la libertad de prensa y de expresión, el control de prensa y de la opinión pública, la persecución política usando el poder judicial, la desaparición de la separación e independencia de los poderes públicos, la extinción del estado de derecho, la existencia de presos y exiliados políticos, el asesinato de reputaciones, la confiscación de medios de comunicación y empresas privadas, la descarada creación de nuevos ricos…….en suma, la violación de los derechos fundamentales por la imposición de la “franquicia castrista del socialismo del siglo XXI”.
Con disfraz de democracia y bandera de populismo, el socialismo el siglo XXI controló Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y casi a Argentina. La diferencia, el “casi” que impidió que la Argentina de los Kirchner –pese al entreguismo de estos- sea el sexto de los regímenes no democráticos de la región, fue la defensa de la libertad de prensa y la lucha desde el periodismo, en la trinchera de la opinión pública, que realizaron valiente y exitosamente los argentinos. Fue el caso “Clarin”, la decisión de sus dueños, ejecutivos y empleados en la defensa de la libertad de prensa, que marcó el punto de quiebre, que con el periodismo de denuncia del notable Jorge Lanata pusieron en evidencia la verdadera naturaleza de un modelo y un gobierno enemigo de la libertad y fundado en la corrupción encarnado en el kirchnerismo. El fortalecimiento de la opinión pública con información veraz empoderó y recuperó una sociedad de clase media como la argentina y creó el espacio de oportunidad “Macri y Cambiemos”.
La corrupción institucionalizada, la sospecha tan cercana a la evidencia de narcotráfico, las violaciones a los derechos humanos y las libertades fundamentales, la impunidad, la permanencia abusiva e indefinida en el poder, la crisis económica (resultado no solo de la baja de precios internacionales sino fundamentalmente del mal modelo y gestión de gobierno), los presos y exiliados políticos y tantos abusos e iniquidades, marcaban ya el descrédito y el derrumbe de los gobiernos del socialismo del siglo XXI, pero el “shock argentino” con el triunfo de Macri es la señal de su derrota.
El regreso al estado de derecho, a la igualdad, la institucionalidad, la previsibilidad, la transparencia, la reconstrucción de la economía, la reposición de la confianza y la terminación de la confrontación entre ciudadanos, la atención real de los problemas y el conocimiento objetivo de la realidad nacional, son entre otras muchas, las tareas del nuevo gobierno argentino, pero constituyen al mismo tiempo las aspiraciones de los pueblos de Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua que soportan los gobiernos indefinidos que los postran en la crisis económica, al miedo y la inseguridad.
Argentina esta forzada a protegerse y proteger a su juventud y sociedad del flagelo del narcotráfico, lo que hace indispensable terminar la política de complicidad o tolerancia de los gobiernos Kirchner respecto al incremento en la producción y exportación de coca-cocaína desde territorio boliviano controlado por Evo Morales. Una política en pro del interés nacional argentino en esta materia es una política en beneficio de todos los pueblos de las Américas y del mundo, incluyendo el boliviano. Dilma Rousseff en el Brasil, presionada en este tema por la oposición y por la realidad, con su pueblo acosado por la misma plaga, no tardará en seguir el camino de la seriedad que ya ha anticipado el nuevo gobierno argentino.
Los efectos del liderazgo de Macri en la región son inmediatos. Con este hecho político, el retorno a la libertad y la democracia empezó en Argentina y llegará hasta Cuba. Será mucho mas difícil que el dictador Maduro en Venezuela ejecute el fraude que tiene preparado para las elecciones del próximo 6 de diciembre, por la sencilla razón de que una presidente cómplice está siendo reemplazada por un Presidente que defiende la libertad. El montaje dictatorial del referéndum del 21 de febrero del próximo año que ha puesto en escena Evo Morales, tiene ahora mayores posibilidades de fracasar y ser derrotado por el triunfo del NO. Ahora mismo en Ecuador el plan de prórroga de Correa ensaya un cambio de agenda. Los argentinos con “Macri y Cambiemos” han demostrado que se puede retirar del gobierno a la antidemocracia y terminar con el socialismo dictatorial.