Carlos Sánchez Berzaín
21 de octubre de 2015
(Diario Las Américas) La violación de la libertad de prensa para subordinar y controlar la opinión pública en los países sin democracia, se enfoca ahora a la simulación de libertad de prensa. Usando el control de los medios de comunicación que ya han consolidado y haciendo funcionar la censura y autocensura que han logrado, los gobiernos del socialismo del siglo XXI se han dado a la tarea de determinar institucionalmente qué y cuál es el “periodismo responsable” que ejerce en los espacios de “libertad” que el régimen les deja o permite. Estas acciones son una prueba más de la existencia de regímenes dictatoriales que hace tiempo terminaron con la libertad de prensa, porque no hay libertad a medias.
La libertad de prensa tiene por lo menos dos componentes que son “el derecho y las garantías de todo ciudadano para la edición de medios de comunicación” y “que los contenidos de sus publicaciones no sean controlados ni censurados por el gobierno o el Estado”. La libertad de prensa está fundada en la “libertad de expresión” que es un derecho humano consagrado por el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La libertad es “un valor superior que asegura la libre determinación de las personas”, es la “facultad natural que tiene el ser humano de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Por eso simplemente no hay libertad cuando desde el gobierno o desde el estado, se limitan la opinión y la expresión, se controlan y presionan a los periodistas y a los medios de comunicación, se establecen contenidos, se prohíben temas, se fijan premios y castigos, se ponen condicionalidades, o peor se dictan leyes violatorias del derecho de opinar, de disentir o de pedir explicaciones.
Terminar con la prensa libre y sustituirla por una prensa controlada es esencial para los gobiernos no democráticos, sobretodo cuando estos pretenden permanecer indefinidamente en el poder como en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. La libertad de prensa comprende el derecho de indagar e investigar, supone la posibilidad de ejercer y reclamar transparencia, es en si misma garantía de que los derechos fundamentales de las personas están protegidos frente al gobierno por el poder de la opinión pública.
La democracia, para proteger la libertad y por lo tanto para preservarse a sí misma, tiene mecanismos institucionales de defensa como la separación e independencia de los poderes públicos, el estado de derecho, la alternancia en el poder, el control jurisdiccional y constitucional, el respeto a las minorías, la posibilidad de denunciar, investigar y enjuiciar a los altos dignatarios y funcionarios públicos, la obligación de rendición de cuentas, etc. Cuando estas defensas institucionales son avasalladas o destruidas, quedan solo dos trincheras de defensa de la libertad, que son la prensa libre y la opinión pública. Cuando un gobierno controla o termina con la estructura institucional y emprende contra la libertad de prensa, tenemos ya una dictadura en ejercicio.
La agresión de la prensa libre en el socialismo del siglo XXI comenzó con la apropiación indebida, confiscatoria y extorsiva de medios de comunicación; avanzó con la persecución, despido, prisión, exilio y hasta asesinato de periodistas; se ejecutó con el reclutamiento de gente de prensa que hoy tiene altos cargos en los gobiernos dictatoriales; se asentó con la restricción, no renovación y monopolio de licencias de medios de comunicación; se institucionalizó con “leyes mordaza”; se expresa con el control de la publicitad estatal y las condicionalidades de censura para recibirla; se ejecuta con saturación cadenas oficialistas frente a la imposibilidad ciudadana y de oposición; se demuestra –entre otras cosas- con los “nuevos dueños de medios de comunicación”, con la manipulación de los procesos y resultados electorales, y con el encubrimiento a la corrupción que protege a los gobernantes y nuevos ricos que son directa o indirectamente los nuevos dueños de periódicos, redes de televisión y de radio. El objetivo actual es el control del internet y de las redes sociales. Cualquier ciudadano de los países ocupados por el socialismo del siglo XXI puede aportar mas de un ejemplo.
Ya en control de los medios de comunicación en sus países, los gobernantes no democráticos del Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua trabajan ahora en el establecimiento de una “imagen de libertad de prensa”, en lo que han denominado “periodismo responsable” que pretende representar a una actividad acotada, subordinada, de asustados, sin libertad y que solo aspiraría sobrevivir a la dictadura. Es solo una mentira más, un sofisma dictatorial, porque no hay libertad de prensa a medias.