(Diario Las Américas) El 2015 presenta la evidencia de que los gobiernos dictatoriales de América Latina tienen crecientes dificultades económicas, que en diferentes grados muestran el previsto fracaso del socialismo del siglo XXI, prueban su inviabilidad y avizoran su final. Los dictadores de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua no tienen recursos para sostener la prebenda populista y el desarrollismo demagógico que los caracterizó, porque las economías nacionales están técnicamente quebradas. Aunque en lo personal se hicieron millonarios en el poder, políticamente son dictadores con los bolsillos rotos.
La dictadura cubana está apurada en llegar a la “normalización” de relaciones con los Estados Unidos, buscando reemplazo para los ingresos que le daba el soporte económico de Venezuela, que había reemplazado con creces al de la Unión Soviética. Si existe economía en quiebra es la del Estado castrista, que ha puesto al pueblo cubano en la situación de miseria que todo el mundo ya reconoce. Lo que Raúl Castro ha presentado ante la asamblea de su partido comunista como un triunfo, podría ser en verdad el anuncio de rendición de la dictadura a la realidad de la libertad de mercado.
Venezuela, a la que Chávez y Maduro condujeron exitosamente a la inflación, desabastecimiento, déficit, altísima corruptela, deuda externa nunca vista, mas pobreza y mayor desigualdad, se debate hoy en una crisis económica que solo puede agravarse. Esta dictadura ha hipotecado por lo menos las dos próximas generaciones de venezolanos.
Rafael Correa en Ecuador lleva casi dos gestiones sin poder ejecutar el presupuesto por falta de ingresos, con un déficit imposible de disimular. La dolarización, que es garantía de estabilidad para cualquier régimen serio, se ha convertido en el chaleco de fuerza y en el eventual garrote para el dictador ecuatoriano. Entre otras cosas, el año pasado ya creó una moneda digital para apoderarse del ahorro interno.
Evo Morales tiene un modelo centralista que incorpora la economía de la coca ilegal. Aunque anunció un crecimiento del 5% para 2015, el gobierno admitió que un 1% proviene de la economía de la coca. Morales se ufana de tener reservas de 15.000 millones de dólares, pero informes independientes revelan que la deuda interna y la deuda externa superan la reserva, sin contar con la deuda china no registrada. El 2015 se ve como un año deficitario y un corralito bancario sería previsible en el corto plazo.
Nicaragua, con anuncios de crecimiento, es el único de los países de las dictaduras del socialismo del siglo XXI con tratado de libre comercio, que se beneficia de las inversiones norteamericanas como el de la cadena Walmart. Agotado el soporte que recibió de Venezuela durante los últimos años, Daniel Ortega está apostando a la construcción del canal interoceánico, entregado a la China con gran resistencia popular.
De todos estos gobiernos, los que pudieron emitieron bonos para generar liquidez, asumieron toda la deuda posible y finalmente acuden al “crédito chino”. Han agotado las condiciones normales en el sistema económico y sin máäs opciones entregan sus pueblos a créditos de apuro, que además por su falta de transparencia parecen garantizar una alta cuota de corrupción.
Sin altos precios de materias primas y del petróleo, las dictaduras del socialismo del siglo XXI -antes del sálvese quien pueda- ejecutan una estrategia de normalización, de liquidez urgente de China, campañas de mejoramiento de imagen, propaganda y acercamiento a los Estados Unidos. Uno de los actos importantes del nuevo libreto se verá en la Cumbre de las Américas. Pero en lo interno están listos y decididos para apretar más.
Ya no se muestran tan antiimperialistas, ni tan independientes, ni tan suficientes, ni tan solventes, ni tan “exitistas”. Son regímenes que por su centralismo, estatismo, manipulación de la justicia, intervencionismo y falta de democracia, no tienen viabilidad económica. Aunque insisten en mantenerse indefinidamente en el poder, son ahora caudillos con miedo de rendirle cuentas en breve al soberano. Son dictadores con los bolsillos rotos.