Cuando no hay democracia

Como la observación de la realidad objetiva es la única manera de hacer análisis y política, recordemos noticias de los últimos días en algunos países de América Latina como ejemplo de lo que pasa cuando no hay democracia. En sólo 15 días del mes de agosto, han sucedido hechos como los que recordamos a continuación.El ciudadano y político español Ángel Carromero ya libre en su país luego de haber sido sentenciado y preso por el sistema de justicia del régimen de Cuba, en noticia de este 5 de agosto acusó al Gobierno castrista de haber asesinado al líder del Movimiento Cristiano Liberación Oswaldo Payá y a Harold Cepero en el denominado “accidente” de Bayamo. Los datos y las revelaciones se suman a las sospechas previas y a las denuncias de las familias de las víctimas. En los 54 años de la dictadura castrista, éste no es un caso aislado de eliminación de opositores políticos, tal vez pueden contarse miles, pero es uno de los últimos que debería generar una investigación internacional independiente en la que muy pocos Gobiernos parecen tener interés. La actitud de la dictadura es la de minimizar el caso, desprestigiar al denunciante y apagar la noticia.Human Rights Wachs, calificada como una de las principales organizaciones internacionales dedicadas a la defensa y la protección de los derechos humanos, ha emitido este 12 de agosto una declaración que resumida por su director para las Américas expresa que “el Gobierno de Correa ha afectado seriamente la libertad de expresión, dedicándole gran parte de su energía a atacar a los medios de comunicación, y ahora intenta avanzar sobre las organizaciones independientes (ong)”, agregando que “los funcionarios podrán en la práctica decidir qué pueden decir o hacer las organizaciones…” Esto es sólo el reflejo del poder total del presidente de Ecuador que empezó hace mucho con la confiscación de medios de comunicación, enjuiciamiento a periodistas, políticos, dirigentes indígenas, empresarios y otros, con el control del poder judicial y de todos los poderes públicos y que ahora está cerrando el círculo para acallar a parte de la opinión pública que aún está fuera de su control.

En Venezuela todo el oficialismo se concentra en terminar con Henrique Capriles. El Tribunal Supremo de Justicia declaró inadmisible el recurso presentado por el candidato opositor respecto a las elecciones (cuya nulidad reclama por fraude) le impuso una multa y pidió a la fiscalía procesar a Capriles por “usar conceptos ofensivos”. Desde el Gobierno lo acusan de “pagos irregulares en el Estado de Miranda”, y Diosdado Cabello desde el legislativ, declaró este 14 de agosto que “el brazo de la Justicia va a llegar al asesino fascista que es Capriles Radonski”.

Esto demuestra que el Gobierno de Maduro ya decidió el futuro político de Capriles y sólo falta que se pongan de acuerdo si lo acusan de asesinato, de terrorismo, de corrupción o de delitos contra el estado, que son los cuatro tipos delictivos que sus socios de Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua usan para terminar con sus adversarios y criminalizar la política… cuando no los eliminan físicamente.

En Bolivia los fiscales del Gobierno de Evo Morales emitieron mandamientos de aprehensión contra los dirigentes indígenas del Tipnis que defienden un parque nacional ecológicamente protegido -donde viven- contra una carretera que Morales impulsa para favorecer a sus sindicatos cocaleros; los indígenas permanecen refugiados en su sede sindical y el 11 de agosto declararon que han solicitado asilo político en varias embajadas. En otro caso, el Gobierno enjuicia al Alto Mando Militar del Gobierno de Eduardo Rodríguez, luego de que el oficialismo excluyera de la acusación a Rodríguez para nombrarlo inmediatamente su embajador y representante en el asunto marítimo planteado contra Chile; los militares acusados, uno que es hoy senador opositor, han denunciado el acuerdo político entre Morales y Rodríguez. El mensaje de Evo Morales ya es conocido: si sirves al Gobierno eres inocente, si eres opositor…

Esto pasa cuando no hay democracia y cuando aún no se quiere llamar a tales Gobiernos por lo que son: dictaduras del socialismo del siglo XXI.

El autor es abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy.