Diario Las Americas
Publicado el 03-18-2011
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La Fundación Padre Félix Varela, durante al realización de su más reciente encuentro trató el tema de “La Influencia Castrista en Bolivia”. La ponencia estuvo a cargo del boliviano, Dr. Carlos Sánchez Berzaín, quien ha ocupado diversos cargos en los gobiernos constitucionales de su país, incluyendo los de Diputado Nacional y Ministro de Estado.
El doctor Sánchez Berzaín comenzó indicando que el tema a tratar nació de una inquietud que se produjo en el seno del Instituto Panamericano para la Democracia, del cual él es Director. Un grupo de Directores de ese Instituto comenzaron a discutir cuál era la influencia castrista en América Latina y llegaron a la conclusión de que el castrismo ha influido en los últimos 52 años más de lo que queremos reconocer.
Cuando Castro llegó al poder en 1959, en Bolivia estaba en pleno curso el proceso de la Revolución Nacional democrática encabezada por el Presidente de entonces, que era Víctor Paz Estensoro, la cual introdujo el voto universal, instauró la reforma agraria y realizó una buena reforma educativa.
Esa revolución democrática continuó hasta el 2002, y produjo una gran transformación en el país. En ese año, Bolivia, en vez de ser un país con dos tercios de indígenas, se había convertido en un país mestizo con dos tercios de población urbana y un tercio rural, había solamente un seis por ciento de analfabetos y el país crecía en democracia.
En 1989 el presidente, Jaime Paz Zamora invitó a Fidel Castro a asistir al cambio de gobierno que se produciría en 1993, cuando tomaría posesión del gobierno Gonzalo Sánchez Losada. Para sorpresa de todos, Fidel Castro se apareció en La Paz y aquello se convirtió en un espectáculo mediático con Castro como figura central tratando de obtener popularidad.
Sánchez Berzaín continuó su charla narrando que al día siguiente de la toma de posesión, el nuevo presidente invitó a Castro a su casa y lo recibió en presencia de dos ministros, uno de los cuales era él. Después de los saludos de rigor, le dijo a Castro: “tengo que pedirte un favor” –”lo que tú quieras”, le respondió Castro-; “el favor es que te vayas de Bolivia”.
Ante la sorpresa de Castro, Sánchez Losada le explicó que él tenía que empezar a gobernar, pero que su presencia opacaba los actos del gobierno. La visita de Castro duró menos de quince minutos y Castro se marchó de Bolivia, pero se las cobró cuando el 17 de Octubre de 2003, Sánchez Losada fue derrocado de su segundo mandato por una conspiración organizada desde La Habana con dinero de Chávez.
Lo que está sucediendo hoy en América Latina es que Chávez, un presidente sin ideología, sin programa político y sin apoyo popular, pero con mucho dinero, acudió a La Habana y se formó la alianza Habana-Caracas. Esta alianza recreó un viejo proyecto de los años sesenta que es el proyecto foquista, pero que en lugar de ser armado, lo volvieron electoral. Comenzaron entonces a destruir constituciones y a crear sistemas dictatoriales basados en elecciones más o menos amañadas. Así surgió el Alba y el Socialismo del Siglo XXI, que no es más que el castrismo con otro nombre.
Lo que pasa en Bolivia hoy, es que el gobierno de Evo Morales está intervenido por el castrismo. Los castristas controlan la policía, el ejército, las comunicaciones y todos los resortes del poder. Se habla de que el gobierno de Evo ha erradicado el analfabetismo, pero eso es mentira. Eso ha sido un proceso de más de cincuenta años, y cuando Evo Morales llegó al poder no había más un que un cuatro por ciento de analfabetismo.
Otra mentira, dijo Sánchez Berzaín durante su conversatorio, es el asunto de la medicina. Castro ha inventado el trabajo esclavo en este siglo, y por cada médico cubano que trabaja en Bolivia, Chávez le paga a Castro. La realidad es que en Bolivia no se necesitaban médicos extranjeros porque tenía en Cochabamba la escuela de medicina Aurelio Melián, que era una de las mejores de América Latina, y sobraban médicos bolivianos.
Los políticos de América Latina hemos cometido un pecado de omisión, que según Santo Tomás es el peor de los pecados. Le hemos dado la espalda a Cuba y hemos tolerado esa dictadura. Si hubiéramos ejercido una presión internacional para acabar con el castrismo, hoy no existiría el Socialismo del Siglo XXI, ni habría exilados cubanos, venezolanos, bolivianos, etc. –concluyó.