BOLIVIA: AUTONOMIAS DEFENDIENDO LA LIBERTAD

Diario de Las Americas| 15 de Junio del 2009

Carlos Sánchez Berzain*

 

En Latinoamérica y en el mundo resulta difícil comprender que es lo que pasa en Bolivia.  Un gobierno “respaldado” casi por todos los paises del hemisferio a iniciativa de Cuba y Venezuela que acusan de divisionismo del país, y unas regiones o departamentos que avanzan hacia su autonomía con la bandera nacional y proclamando la unidad del estado nacional.

Lo que está sucediendo en Bolivia es que el presiente cocalero Evo Morales, desde que tomó el mando, viene llevando al país en rumbo de convertirlo en un estado centralista, autoritario y absolutamente estatista.  Todo sometido al poder del estado que no es otra cosa que el poder del presidente que además busca sin disimulo su reelección indefinida.  Un gobierno intervenido que ha entregado la soberanía y la dignidad nacionales al eje La Habana-Caracas que con el titulo de socialismo del siglo XXI están  instaurando regimenes neo-comunistas en los países que controlan, usando de los mecanismos democráticos  como instrumentos con los que paradogicamente están destruyendo la democracia.

Frente a esa realidad, el plan catro-chavista ha topado con un pueblo que conoce de la libertad y que sabe lo tremendo que es perderla, y la está defendiendo.  Se han encontrado que en pleno siglo XXI, en el tiempo de la globalización y del achicamiento del mundo por el crecimiento de la libertades promovido por la tecnología y el libre comercio, hay poblaciones enteras que no están dispuestas a renunciar a la posibilidad de crecer, ser mejores y luchar auténticamente contra la pobreza por medio del trabajo, el desarrollo, la inversión y las exportaciones.

La autonomía ya fue votada y aprobada por los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando en Bolivia por votación popular el año 2006 y Evo Morales mandó ignorarla expresamente en el apócrifo texto que mandó aprobar con la Asamblea Constituyente que manipuló en un cuartel mientras reprimía al pueblo en la calles de la Capital bolivana.  Lo que sucede ahora, empezando con la votación del domingo 4 de Mayo en Santa Cruz ganada por el 86%,  es solo la ejecución de una decisión tomada por el pueblo en el marco de una legal y legítima autorización constitucional, de manera que de un derecho constitucionalmente generado no pueden derivar hechos que el gobierno pretende tachar de ilegales.  La autonomía está aprobada en cuatro departamentos de Bolivia, y lo que hacen y harán en adelante será  solamente poner en ejecución ese derecho que Evo pretendió secuestrar usando la Constituyente.

Los dirigentes autonomistas se han conducido respetando la ley y  la democracia.  En primer lugar porque solo ejecutan el resultado de una decisión que emana de una votación popular.  Las autonomías constituyen movimientos de regiones que se han mantenido lejos de la disputa partidista a la que Evo pretendió confinar el problema.  Mientras Evo en su constituyente establece dos banderas y treinta y seis nacionalidades para Bolivia, los autonomistas se amparan en la única  bandera nacional y proclaman la unidad nacional a través de las autonomías, poniendo como ejemplo las autonomías existentes en España como una forma de organización administrativa del estado.  De otra parte, los autonomistas nunca han cuestionado la autoridad ni la investidura del Presidente  y han reclamado por el sometimiento de éste a la agenda foránea.  Autonomía es hoy en Bolivia sinónimo de libertad y defensa de la democracia, pero de una defensa pacífica amenazada por los grupos de choque de Evo, que con el  rótulo de “movimientos sociales” están amedrentando a la población.

Si Evo entendiera el momento de defensa de la libertad que se produce hoy en Bolivia y pudiera desvincularse por un momento de su dependencia extranjera para actuar como Presidente y no como agente,  impulsaría la consulta autonómica en todos los departamentos de Bolivia.  Pero como eso supone el fracaso del proyecto centralizado, estatista y totalitario que le han instruido, prefiere mantener al país en la crisis que deliberadamente el mismo ha generado.